La investigación demoró un año y llevó a CNN en Español a buscar datos en seis países sudamericanos, además de Estados Unidos, Reino Unido, España y China. El periodista Francho Barón fue quien lideró el trabajo

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10 de junio de 2018, 4:01 AM
10 de junio de 2018, 4:01 AM

Francho Barón es el periodista que a lo largo de un año indagó, junto a un equipo de más de 30 personas, los entretelones del accidente que le robó la sonrisa a la ciudad brasileña de Chapecó y mantiene dudas sobre cómo y por qué aún hay cosas sobre esta tragedia que no se pueden transparentar completamente. 

¿Por qué en la vida como en el fútbol hay ganadores y hay perdedores?
El arranque del documental es la metáfora del resumen de todo lo que ha pasado en este trágico accidente. Trágico estar en el momento menos indicado, en el lugar menos indicado, la propia metáfora de la vida puede ser todo lo exitoso que eran los jugadores de fútbol y de repente, por estar en el lugar menos indicado, toda la plantilla acaba muerta en lo que se pudo haber evitado. Ese es el fútbol, hay equipos que ganan, hay perdedores y en la vida hay gente que sin tener culpa ninguna y sin haberlo buscado, acaba perdiendo la vida de la forma más trágica.

¿Cuáles son las revelaciones que hay en el documental?
Este documental hay que dividirlo en dos partes. Por un lado, tenemos muchos hechos que hasta ahora han sido manejados por la prensa como rumores, sin fundamentar, sin un trabajo sólido de investigación. Por primera vez en este documental muchos de estos rumores se convierten en hechos comprobados a través de documentos, testimonios; entonces hay un trabajo titánico en esta investigación, que duró más de un año. Por otro lado, tenemos hechos novedosos en sí mismos, esos de los que hasta hoy no había hablado nadie. Por ejemplo, tenemos el hecho de que Chapecoense hizo un viaje previo con LaMia y que ese viaje no salió bien, no fue un servicio bueno, fue muy problemático; sin embargo, Chapecoense contrató después por segunda vez la nave, pero no se pudo saber por qué. 

También tenemos el hecho sobre el que se ha especulado durante mucho tiempo, que es la figura de un ciudadano chino que podía tener relación con esta historia y nosotros, por primera vez, le ponemos cara a esa persona y a través de documentos conseguimos establecer una vinculación clara entre el chino y Ricardo Albacete, y de forma indirecta con la aerolínea. Una pregunta que la gente podrá hacerse cuando vea el documental es hasta dónde llegaron los tentáculos de esa empresa, porque a nosotros en este caso nos llevó de alguna forma hasta China. 

Después me parece importantísimo para las familias de los fallecidos que encuentren quién tiene que responder por sus seres queridos. De los dos socios responsables legales de LaMia, uno murió y el otro está prófugo, por lo tanto no sabemos si las familias tienen la posibilidad de tocar alguna puerta para exigir que se cumplan las responsabilidades. Nosotros, a través de una vasta documentación, ponemos sobre la mesa una pregunta y es: si esta empresa pudo tener administradores de hecho, ¿hasta ahora no han asumido su función real dentro de la compañía? Esa pregunta nos lleva hasta Ricardo Albacete y su hija Loredana, pero no acusamos, no es el papel de  CNN, solo ponemos documentación encima de la mesa para que otros lleguen a conclusiones. 
¿Cuál es el valor de los resultados obtenidos?
El valor del documental es que es una radiografía muy exhaustiva de lo que sucedió, de la tramoya que rodeó a esta compañía aérea de la que se divulgó mucha información, que eran meros rumores, pero ahora pasan a ser hechos confirmados y, por otro lado, tenemos una serie de novedades que destapamos por primera vez. Ese conjunto de elementos constituyen la mayor pieza investigativa que se ha hecho hasta el día de hoy sobre este accidente. El documental es un catálogo de datos contrastados rigurosamente pegados; no especulamos. Tuvimos los documentos y testimonios, no hemos dejado ni un milímetro de espacio a la especulación, poco importa lo que yo crea, lo que importa es la pieza periodística, está ahí. Si yo pienso que hay algo oculto, es insignificante; después del accidente todo estuvo rodeado de oscuridad y si esta oscuridad se produce, probablemente es porque a alguien le interesa que esa oscuridad exista. 

Realizar este documental demandó mucho tiempo, viajes y trabajo...
Nosotros nos desplazamos a seis países sudamericanos, además de Estados Unidos, España, Reino Unido y China. Se trabajó por más de un año, fue titánico. Hubo dificultades, evidentemente, si hay gente que está eludiendo el grado de responsabilidad en el camino hubo obstáculos. Muchas veces las personas creen que en una investigación los tiempos los marca el periodista y no es así, hay un factor clave, que es la paciencia. Cuando algo no sale en un determinado momento, hay que esperar a que madure y que salga en otro momento. Tuvimos el apoyo de la presidenta de nuestra compañía, tuvimos paciencia y seguimos adelante.

¿Cree que hay personajes responsables que están ocultos y bajo protección de altas esferas de gobiernos?
Cuando hicimos un levantamiento de información se llegó a la indagación con el chino Sam Pa, que en 2014 fue sancionado por autoridades del Departamento Antiblanqueo de Estados Unidos. Se sancionó al chino por fomentar la corrupción en Zimbabwe, a través del tráfico de diamantes. Estados Unidos lo incluyó en la lista negra por tráfico ilícito de diamantes, corrompiendo a altos funcionarios públicos. Es complicado en China tener información clara sobre este señor, pero a través de uno de los mayores investigadores de periodismo se llegó a la conclusión de que el chino fue retenido en China, en octubre de 2015, en circunstancias poco claras. Lo que sí parece claro es que fue detenido por China. Este hombre tuvo vinculación con Ricardo Albacete y de forma más directa con la compañía LaMia. Tuvimos acceso a dos comprobantes bancarios donde se constata la transferencia de $us 2,7 millones vinculada a una empresa de Albacete. Nosotros, a través del propio Albacete, sabemos que ese dinero fue a parar a LaMia en Bolivia para pagar el mantenimiento de los aviones. 

De forma independiente no conseguimos confirmar que ese dinero, una vez  que llega a manos de Albacete, acabó en manos de LaMia, pero no podemos pensar que eso no sea cierto, en cualquier caso no pudimos confirmarlo de forma independiente. El vínculo de Sam Pa con LaMia se produciría a través de Ricardo Albacete, según el propio testimonio del venezolano.

¿Qué falta hacer? ¿Cree que aún hay pruebas o documentos escondidos?
En el documental se puede ver,  ponemos sobre la mesa varios documentos que hasta ahora no han visto la luz. Son documentos clave para entender cómo esta empresa desarrollaba sus operaciones, eso nadie lo ha querido mostrar, no somos nosotros los que debemos contestar esta consulta, sino la propia audiencia. La gente es inteligente para sacar sus propias conclusiones.  

¿Cómo avanzarán las pesquisas? Hay tres líneas investigativas: una en Colombia, donde el informe final ratifica las conclusiones del preliminar, la culpa es del piloto y la tripulación.
La investigación en Brasil se hizo pública, se señala cierta posibilidad de irregularidades, no se entra muy a fondo, se aborda que LaMia puede tener dueños diferentes, pero se queda ahí. Lo de Colombia no se conoce mucho, se lleva bajo un secreto absoluto, la gente no la conoce. El gran desafío es que los familiares de las víctimas tengan respuestas. Tenemos una respuesta, de que se produce una tragedia no por un fallo mecánico, fue una falla humana. 

¿LaMia solo quería brillar por fuera? ¿Qué piensa?
Era una empresa que vivía de la imagen, todo el mundo piensa en un personal altamente calificado. El conjunto probatorio muestra algo diferente en su manera de operar, carencias de personal, deficiencias operativas, situaciones irregulares. LaMia es una empresa que no brillaba por su profesionalismo.

En lo personal, ¿qué significa este trabajo para usted?
Este es el mayor reto que yo he asumido periodísticamente, una investigación que me llevó a 10 países, con un equipo de más de 30 personas, un volumen de confirmación brutal, y sacar un destilado fue un trabajo titánico.

En lo personal, sobre todo el contacto con los familiares de las víctimas, eso me impactó muchísimo, ellos nos dijeron ‘vayan, investiguen y cuenten porque nadie lo quiere contar’. Eso nos conmovió mucho, tuvimos muchos contactos con hijos, padres, esposas y viudas, el trabajo es por ellos y para ellos. Más de 20 periodistas perdieron la vida, nos conmovió mucho la parte interior de ellos, para que por lo menos no continúen con esta cortina de silencio y la oscuridad que ha rodeado todo este caso.