En la parte inferior de la avalancha, un grupo de personas buscaba a al menos cinco familiares, pero ese número de víctimas no fue confirmado por las autoridades

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1 de mayo de 2019, 4:00 AM
1 de mayo de 2019, 4:00 AM

Al menos 40 viviendas colapsadas, 63 familias sin casa y dos personas desaparecidas, según los reportes oficiales, fueron el resultado de un deslizamiento que se registró en la zona de San Jorge Kantutani e Inmaculada Concepción, de La Paz.

El alcalde paceño, Luis Revilla, confirmó que dos personas de la tercera edad están desaparecidas, mientras que 63 familias quedaron sin hogar.

Sin embargo, otros vecinos, en la parte inferior del deslizamiento buscaban a sus familiares con desesperación. Una mujer mostró la foto de su hermano, de 33 años, que según su versión trabajaba junto a una volqueta que fue arrastrada por la avalancha. Otra persona clamaba: “Dicen que no hay muertos, sí hay, por favor, que alguien nos ayude a buscar, son al menos cinco personas”.

El alcalde lamentó lo que pasó. “Por suerte se pudo evacuar a la gran mayoría de los vecinos. Debemos aclarar que estas casas no tenían planimetría, algunas ni si quiera contaban con alcantarillado; el terreno era inestable y por eso sucedió este desastre”, explicó y acotó que se intentó evitar la catástrofe, pero el terreno estaba debilitado y no se pudo hacer nada. “Realizamos trabajos el domingo, pero ya los estudios nos indicaban que era cada vez más difícil”.

Christian Cortez, su esposa y su pequeña hija, de año y medio, contaron que el personal de la Alcaldía pidió que algunas familias evacuen. “Yo les pregunté, pero me dijeron que no era necesario”. El vecino confesó que sí se registró un pequeño movimiento de tierra en su habitación. Por eso comenzaron a embalar sus pertenencias.

Ayer por la mañana, la cónyuge de Christian lo llamó a su trabajo y le dijo que las grietas habían aumentado de tamaño.

“Corrí a casa y nos disponíamos a sacar las cosas, cuando escuchamos gritos afuera. Mi esposa salió a ver, regresó gritando que teníamos que irnos, apenas tuve tiempo de tomar a mi pequeña de la cama y salir. Entonces vimos cómo nuestras cosas, que con esfuerzo construimos en dos años de convivencia, se fueron cerro abajo”.

Por la noche, con la niña en brazos, y la esposa al lado, aún no salía del estupor. La familia de tres se disponía a pasar la noche a la intemperie.

Jeanine almorzaba con sus cuatro niños cuando escuchó los gritos de los vecinos. “No lo pensé dos veces, agarré a los pequeños y salí corriendo”.

Su casa aún no colapsó, pero más de un centenar de policías apostados en el lugar evitaron que ella y otros vecinos se acerquen siquiera para intentar recuperar algo de sus pertenencias.

“No nos queda más que hacer vigilia y esperar hasta que la tierra se estabilice y ojalá, rescatar algo de nuestras pertenencias”, dijo la afectada, que es beniana y no tiene familia en La Paz.