En 2014 las autoridades bolivianas empezaron a recibir informaciones sobre el contrabando de de estas piezas "a cambio de dinero" en el departamento de Beni

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6 de abril de 2018, 16:08 PM
6 de abril de 2018, 16:08 PM

El tráfico de colmillos de jaguar se ha disparado en Bolivia. Un lucrativo negocio que tiene como destino el mercado chino, donde las piezas de este felino en condición de vulnerabilidad son usadas como afrodisíacos o joyas.

En 2014 las autoridades bolivianas empezaron a recibir informaciones sobre el contrabando de de estas piezas "a cambio de dinero" en el departamento de Beni, en el noreste, explica a la AFP Rodrigo Herrera, asesor de la Dirección de Biodiversidad y Áreas Protegidas del Ministerio de Medio Ambiente y Agua.

De acuerdo con expertos, hay fuertes indicios que vinculan el auge de este comercio con la creciente presencia de ciudadanos chinos en el país.

En los últimos años, el gobierno de Evo Morales adjudicó millonarias obras públicas a empresas de China, lo que modificó radicalmente el flujo migratorio: si en 2011 habían ingresado 2.624 chinos, en 2016 la cifra trepó a 12.861.

Esto "ha creado un mercado" y los chinos que ya vivían en el país "han visto este mercado y han disparado ofertas", estimó Herrera.

La demanda ha azuzado la caza de jaguares (Panthera onca), poniendo en jaque a esta especie, muy parecida al leopardo africano aunque de mayor tamaño. 

Según el experto, cada colmillo puede adquirirse aquí por entre 500 y 700 bolivianos (70-100 dólares), pero llega a cotizarse en el mercado regional en unos 1.700 dólares y en China, hasta en 5.000 dólares.

Pero incluso el cráneo es codiciado, con tarifas que alcanzan hasta 10.000 dólares. Los traficantes rescatan también cabezas, piel y, en el caso de los machos, hasta su órgano reproductor.

"De cada animal, una persona pobre (generalmente campesina) puede obtener hasta 2.000 dólares, que es mucho dinero" en un país donde el salario mínimo equivale a unos 290 dólares. Y la ganancia del comerciante "se multiplica varias veces", señala Herrera.