El ministro de Gobierno afirmó que el butefe de abogados del exministro de Defensa del Sánchez de Lozada defendió narcotraficantes, entre ellos, Jorge Roca Suárez. 

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18 de abril de 2018, 20:00 PM
18 de abril de 2018, 20:00 PM

El Gobierno anunció este miércoles que investigará a todas las exautoridades “de gobiernos neoliberales” que pudieran resultar implicadas en el caso de legitimación de ganancias ilícitas, que el ejecutivo instauró el 2011, que involucra al narcotraficante Jorge Roca Suárez, más conocido como Techo ‘e paja, y a otros políticos entre los que mencionó al ex ministro Carlos Sánchez Berzaín.

“Se indagará a todos los que podrían resultar implicados, sean políticos o personas civiles. Como habíamos señalado, él tenía vínculos con algunos exministros de Acción Democrática Nacionalista, fundamentalmente el señor (Alfredo) Arce Carpio, y el señor (Carlos) Sánchez Berzaín, entre otros”, dijo el ministro de Gobierno, Carlos Romero.

En el caso de Sánchez Berzaín, ya mencionó el año pasado que su oficina de abogados atendió y defendió a varios narcotraficantes, entre ellos Jorge Roca, durante la primera gestión presidencial de Gonzalo Sánchez de Lozada (1993-1997).

En Bolivia se abrió una causa por legitimación de ganancias ilícitas  el año 2011 contra el narco que llegó este martes al país, “habrá que ver si es que se acciona. Pero, en todo caso, fue trasladado para cumplir el saldo de la condena que tiene en EEUU”, aseveró y luego complementó que en función de los informes, “el cumplimiento más de dos tercios de la condena, si hay buena conducta y si hay otros informes, eso tendrá que valorarlo la autoridad judicial. Pero nosotros somos parte en el proceso y obviamente vamos a accionar el proceso pendiente”.

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La llegada de Techo ‘e paja
La aeronave de Boliviana de Aviación (BoA) tomó tierra a las 9:15 del martes. Había partido de la ciudad estadounidense de Miami noche antes, y arribaba a La Paz luego de hacer una escala técnica en Santa Cruz. Así retornó a Bolivia el narcotraficante Jorge Roca Suárez, más conocido como Techo ‘e paja, luego de permanecer recluido en una cárcel de California, Estados Unidos, hace poco más de 27 años. 

Flaco y avejentado, pero en todo momento caminó erguido. Los escoltas realizaron rápidamente su trabajo y, en menos de 15 minutos, Roca Suárez salió por la puerta de llegadas internacionales, acompañado por un oficial que lucía traje y corbata oscuros, quien lo tenía enmanillado en la mano izquierda.

Nadie lo esperaba, los medios de comunicación no se enteraron, y los presentes se podían contar con los dedos de una mano. Los periodistas intentaron acercarse para tomarle alguna declaración. El recién llegado simplemente los ignoró y no detuvo sus pasos, mientras que los guardias que lo custodiaban se encargaron de alejar a los reporteros y abrirle el paso

Ningún familiar esperaba su llegada. La terminal aérea no detuvo su ajetreo normal. Nadie lo reconoció, porque definitivamente está avejentado. El peso del tiempo se dibuja en su cabello completamente blanco por las canas. Viajó con un jeans azul, pero después todo era negro: los zapatos deportivos, una elegante chamarra de plumas al igual que la polera y la camisa que llevaba adentro.  Los lentes oscuros que llevaba puestos evitaron que se pueda ver la expresión que llevaba en los ojos tras regresar al país después de tanto tiempo. No dijo una sola palabra, todo fue silencio y seriedad a su paso.

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Fuera del aeropuerto esperaba una vagoneta negra, a la que se subieron siete policías vestidos de civil. Poco más atrás estaba un vehículo, tipo minivan de color plomo, la puerta corrediza se abrió y allí se subió Techo ‘e paja, escoltado por otros cuatro policías. Fue cuestión de segundos. Dos motocicletas con destelladores arrancaron, y esa minicaravana enfiló hacia la ciudad de La Paz.

Las motos guiaron el recorrido por una vía alterna y llegaron hasta el faro Murillo, donde fueron relevadas por otras dos motocicletas que completaron el recorrido y continuaron el camino a través de las laderas de la ciudad por el puente Avaroa, luego el puente Topáter, y llegaron a inmediaciones del Mercado Rodríguez, que es la puerta de ingreso a la zona de San Pedro, donde está la cárcel que lleva ese mismo nombre.

Cuando la minivan se detuvo en la plaza de San Pedro, frente a la cárcel del mismo nombre, los guardias abrieron la puerta trasera y se pudo ver que el reo había llegado con equipaje: un bolsón grande y rojo, una maleta negra y otra azul, una mochila negra y una bolsa celeste.

Como ocurrió en la terminal. Salió con el custodio del traje, caminó lentamente, ingresó por la puerta principal del penal, donde está la población. Al fondo se veía a los reos conocidos como taxis, que son los que se encargan de interactuar entre los internos y los visitantes. Lo miraron, nadie dijo nada. El encargado de las llaves abrió la puerta, y el recluso repatriado ingresó.