El nuevo presidente de Brasil puede tener un as bajo la manga. La aplicación de la Carta Democrática puede ser una vía. Moldiz cree que genera un cuadro político adverso a la repostulación presidencial

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6 de enero de 2019, 6:00 AM
6 de enero de 2019, 6:00 AM

El contrato por la venta del gas termina el próximo año y no hay indicios de renovación. El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, ya tiene conversaciones con su colega chileno Sebastián Piñera para un corredor bioceánico sin Bolivia. Así se conforma un panorama bilateral que se complica aún más con la posibilidad de que el vecino país se ponga al frente de una ofensiva diplomática para evitar la reelección del presidente Evo Morales desde la Organización de Estados Americanos (OEA) activando la Carta Democrática. Por ello, oficialistas y opositores en el país coinciden en que es una amenaza para los intereses del oficialismo y solamente el ministro de Justicia, Héctor Arce, señala que esa opción “es un absurdo”.

Bolsonaro le dijo no a la repostulación del presidente Evo Morales. “No queremos que Bolivia se aproxime a Venezuela en estas cuestiones y mucho menos a Cuba”, le señaló el flamante mandatario a la activista cruceña del movimiento 21-F, María Anelín Suárez, el 29 de noviembre de 2017, cuando solo era un diputado federal con expectativas de una candidatura presidencial. Esa declaración quedó registrada en el video de una entrevista que sostuvieron ambos.

“El diálogo será muy complicado sino imposible entre dos proyectos radicalmente opuestos”, admite en su primera frase de análisis el exministro de gobierno y exjefe de campaña de la anterior elección del presidente, Hugo Moldiz, que está convencido de que Bolsonaro expresa “la tendencia fascistoide en América Latina” que quiere destruir cualquier resquicio del PT, el partido de Lula da Silva, en su país y obviamente considera como contrincante a Evo Morales porque fue aliado del exmandatario encarcelado.

Para el analista Iván Lima, Bolsonaro no invadirá Bolivia, pero sí tiene la real posibilidad de enviar un misil político a Morales, utilizando la Organización de Estados Americanos (OEA) como arma contundente.

El panorama de la OEA tiene la inminente reelección de Luis Almagro en la secretaría general. Según su análisis en dos años se elegirán jueces de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y Brasil buscará meter a un brasileño en ese ámbito que ve el tema de la reelección. En este momento se intenta meter la carta democrática (instrumento que proclama como objetivo principal el fortalecimiento y preservación de la institucionalidad democrática, al establecer que la ruptura del orden democrático o su alteración, que afecte gravemente el orden democrático en un Estado miembro) contra Nicaragua, y ya se inició el mismo procedimiento contra Venezuela.

El analista Lima se pregunta: ¿Podría continuar con la aplicación de la carta democrática contra Bolivia por el tema del 21-F y la reelección de Morales?, “ese es un tema que ya podría preocuparnos con la asunción de Bolsonaro al poder, y con este cambio político que se está dando en la región”, complementó. Ante eso, Moldiz admitió que Bolsonaro será el primer anillo, junto a Piñera, para generar un cuadro político adverso a la repostulación y a la participación de Evo Morales en las elecciones. Sin embargo, no cree que en el corto plazo pueda consolidarse el eventual objetivo de impedir la reelección.

El ministro de Justicia, Héctor Arce, considera que al ser un mecanismo que se activa cuando se suspenden los principios y derechos democráticos a través de los 34 países, “no procede por ninguna razón, porque aquí vivimos una institucionalidad plena. Es una locura pensar en eso”, dice.

Arce agrega que la invitación a Morales a la posesión, pese a los pedidos de que no lo haga, demuestran que Bolsonaro admite la vocación de plena democracia que existe en Bolivia. Arce ratifica la voluntad del Gobierno de “llevarse bien con todos los presidentes, aunque no coincidan ideológicamente con nosotros”.

Lima cree que es posible. “Lo que veo es que en este momento la posición de Almagro, la de Bolsonaro, la de Colombia y el nuevo presidente Luque, la de Chile con Piñera, Argentina con Macri ha cambiado. No se olvide usted que se necesita 23 países para aplicar la carta”.

Una señal clara, para el analista, es que Almagro se hubiera animado a iniciar el procedimiento de la Carta democrática contra Nicaragua sin tener la seguridad de que tiene el respaldo para quedarse. “Considero que este mecanismo podría acelerar una serie de procedimientos en el ámbito de los derechos humanos que aceleraría la resolución que esperábamos de aquí a cinco años o más tiempo, respecto al artículo 168 de la CPE y las decisiones que tomó el Tribunal Constitucional”.

Si va bien con el caso de Nicaragua, es muy probable que se lance contra Bolivia, “llevando al país a una situación complicada en la elección de 2019”.

Arce insiste: “Es absurdo, no hay ninguna crisis en Bolivia, por lo tanto no lo consideramos siquiera como una amenaza, se lo digo con toda honestidad”.

Para el expresidente Tuto Quiroga, “no podemos engañarnos, el hermano mayor de la región es Brasil, de lejos”. “No cabe duda de que todas las acciones delincuenciales, corruptas de Evo Morales solo fueron posibles porque fueron socapadas y alimentadas e inducidas por el PT en el vecino país, Lula y Dilma”.

Cree que Brasil, ahora, “dará buen ejemplo, exigiendo que se cumpla la carta democrática y siendo garante de nuestra Constitución que hoy es violada por Evo Morales. El MAS quiere hacerlo ver como injerencia. No lo es, es una obligación democrática”.

El candidato presidencial Óscar Ortiz dice que si Morales y García Linera participan en las elecciones como candidatos se rompe el orden institucional, ahí se abriría la disputa en el consejo permanente, donde se deciden las cosas por voto. Y eso podría evitar la repostulación porque la conformación de la OEA ha cambiado. “En ese ámbito tienen más peso los países y las cancillerías, y ahí la brasileña tiene muchísimo peso”.

Moldiz considera que pueden generarse escenarios en los que incluso Piñera abra la posibilidad de discutir el tema marítimo con un presidente diferente a Evo Morales, aunque al final nunca cumpla su palabra y solamente logre un cambio de gobierno. Plantea también la amenaza de Brasil de la no compra del gas a Evo Morales o la ruta del bioceánico. Tratarán de incidir con eso en la campaña.

Espera que la respuesta sea contraproducente. “La intromisión fomenta mucho el patriotismo y el nacionalismo, como ocurrió con el embajador de EEUU Manuel Rocha y que catapultó a Evo en la campaña de 2002. Bolsonaro y Piñera pueden jugar en contra de la oposición si no miden esto”.

El gas

Quiroga, Lima y Ortiz coinciden en que el hecho de que el contrato de venta de gas fenezca en 2019 es un tema complicado, porque Morales perderá una fuente de ingresos, es un golpe a la economía del país y podría afectar a la candidatura de Morales.

“Estamos en el 2019 y no hay señales de una renovación contractual. Eso es desidia y no tiene nada que ver con quién gobierna en el vecino país”, asegura el expresidente Quiroga.

Desde el punto de vista geopolítico, Moldiz asegura que ambos países tienen no solamente una proximidad geográfica, sino que el empresariado brasileño necesita la provisión de gas del lado boliviano y está seguro que esto favorecerá al gobierno de Bolivia. “Esa presión, especialmente del sector paulista, lo obligará a no romper abruptamente con el gobierno boliviano, y eso le juega a favor en cuestión de tiempos a nuestro país”.

Tuto Quiroga lo refuta y asegura que sea quien sea el próximo presidente, el problema será el mismo. “El MAS recibió de herencia gasoductos, reservas, contratos y gran cantidad de dinero y deja un país sin gas y sin contratos. Eso es fatídico para Bolivia”.

Ortiz remarca que la negociación ni se inició.

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