La Policía, Fiscalía y Ministerio de Justicia iniciaron la investigación del caso. Una comitiva llegó hasta el lugar de la denuncia

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12 de noviembre de 2018, 15:12 PM
12 de noviembre de 2018, 15:12 PM

Aún no está confirmado que el niño Joel de 8 años fuera sacrificado por mineros como una ofrenda en La Paz. Sin embargo, el ministro de Justicia, Héctor Arce, adelantó que no existirá impunidad sobre el hecho. Hoy una comitiva interinstitucional se desplegó hasta la localidad de Cosnipata, provincia Muñecas del departamento de La Paz. 

"No toleraremos más actos de violencia y sacrificio de niños. El Estado boliviano extremará recursos para evitar que estos hechos queden en la impunidad y para evitar que nunca más ocurra lo que presumiblemente ocurrió en Consnipata" (sic), escribió en su cuenta en Twitter la autoridad.

Son al menos 35 uniformados que junto a la Fiscalía y personeros de esa cartera de Estado que se trasladaron en una caravana de motorizados hasta la población, donde algunos comunarios afirmaron ver al menor con los mineros.

Joel C.A. fue reportado como desaparecido por sus papás hace como dos meses, cuando ellos fueron a la comunidad de Pusillani para participar de la fiesta patronal. Pobladores les dijeron que le pusieron serpentinas al menor, y dieron de comer y tomar, antes de enterrarlo vivo en la mina Cosñipata-Santa Bárbara.

El fiscal departamental de La Paz, William Alave, explicó que se investigará dónde está el niño. Dos investigadores fueron desplegados y constatarán efectivamente se enterró con vida al menor.

Video del traslado de la comitiva:

Otros sacrificios

Según la madre de Jhoel, no es la primera vez que desaparecen niños en esa región donde funciona la mina de oro Cosmipata.

"Según los trabajadores de esa mina, anteriormente ya les han encontrado cadáveres, tres cadáveres dice que han encontrado".

Aunque los sacrificios humanos no son frecuentes, los mineros hacen ofrendas de animales al Tío, un demonio, que habita las profundidades de los socavones.

Este ídolo de metal instalado en los profundo de la mina, recibe ofrendas en coca, tabaco, licor y serpentinas multicolores, además de sangre de animales, en una práctica extendida en el laboreo minero.