El presidente del Gobierno español tuvo varios gestos con Morales, que desempolvó su versión más indígena que nacionalista. El boliviano quiere la sede del encuentro de la Celac y el español ofreció gestionarlo

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29 de agosto de 2018, 4:00 AM
29 de agosto de 2018, 4:00 AM

Se creía que venía a reclamar por los fondos del BBVA en las AFP y terminó bailando y tomándose selfis con todo mundo. Pedro Sánchez, presidente del Gobierno español, fue una grata visita para Evo Morales y no solo subió a su país al tren bioceánico, comprometió ayuda para programas de riego y cooperación para mejorar la justicia, sino que interpondrá sus oficios para tratar de convencer a Europa de darle a Evo Morales -y a Bolivia- la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños con la Unión Europea, para que se celebre en Bolivia en 2019.

Aprovechando “el hecho inédito, que acá tenemos por razones históricas a un indígena de presidente”, dijo Evo Morales. Con ello, el mandatario récord de Bolivia tendría una despedida grandilocuente -si no va como candidato o pierde las elecciones del próximo año- o una gran plataforma de validación internacional para su repostulación.

Del mismo plumaje

La visita de Sánchez -la primera de un presidente de Estado español en 20 años- estuvo llena de gestos cálidos. El recién ungido presidente representa al Partido Socialista Obrero Español (PSOE), una tienda política que siempre se ha llevado bien con el Gobierno de Morales (José Luis Rodríguez Zapatero, exmandatario de esta tienda, viene de visita de forma frecuente), y, además, Sánchez se ha estrenado en el cargo con gestos simbólicos propios de los gobiernos de izquierda sudamericana: firmó un decreto para exhumar los restos del dictador Francisco Franco del Valle de los Caídos. Gracias a una pregunta de la prensa española, Sánchez habló sobre el tema y quedó claro que había sintonía con Morales.

Antes, el presidente europeo había asegurado que nunca más pasarían 20 años sin la llegada de un presidente español a Bolivia, que la excelente relación bilateral había que reafirmarla con cercanía física.

Morales, por su parte, habló de “lo pasado pisado”. Renunció a los reclamos de los 500 años de colonización y aseguró que las inversiones de las empresas del reino de España están garantizadas en Bolivia. Destacó la relación de amistad con Repsol, una de las principales empresas del sector gasífero local y el buque insignia de la transnacionalidad española, y recordó que España fue uno de los primero países en tenderle la mano cuando subió a la presidencia, al condonarle la deuda bilateral a cambio de inversión en educación.

Se acordó también de que Rodríguez Zapatero le donó dos ambulancias por municipio porque le contó cómo su padre tenía que caminar por horas desde su choza hasta el pueblo más cercano por culpa de un dolor de muelas y rescató su lado más humilde e indígena para agradecer esa ayuda: “Era para que no haya niños como Evo, que sufran con sus familias, con sus padres abandonados, para que haya presencia del Estado”, dijo.

Riego por plurinacionalidad

Morales combinó bien los roles. Por un lado se mostró como el presidente de un país agradecido y aún necesitado, pero por otro mostró lo avanzado. Gracias a una pregunta militante de una periodista local, recordó que cuando llegó al Gobierno Bolivia era el último país de Sudamérica y el penúltimo de América Latina, y que en los últimos cuatro años había encabezado el índice de crecimiento económico.

Le aseguró a Sánchez que con cooperación, inversiones y transferencia de tecnología Bolivia tendría un gran futuro.

Su par español devolvió los halagos. Dijo que siguieron de cerca los esfuerzos de Bolivia para declarar el agua como derecho humano y que por ello ahora firmaban un acuerdo de cooperación para el buen uso del agua en los programas de riego. Morales contó otra historia, la de sus hermanos agricultores de tierras altas que querían que sus hijos fueran agricultores técnicos para que Bolivia siga teniendo alimentos y que, luego de enterarse que España era el segundo país en riego, después de Israel, le pidió ayuda para que los profesionales bolivianos aprendan de sus técnicas.

Ninguno de los dos se refirió al acuerdo de cooperación en materia de justicia, que, según el resumen leído durante la firma, está referido a la lucha contra la trata y tráfico de personas, y Sánchez no dudó de poner los dos pies en el tren bioceánico. “Estamos extraordinariamente satisfechos de poder plasmar nuestra firma en un proyecto que sin duda si va a traer algo a esta sociedad: son oportunidades, es empleo y es progreso”, dijo Sánchez.

Cuando se le consultó cuánto era la inversión española en este proyecto, recordó que “son más de 10.000 millones de euros” los que están “vinculados con España”. No abundó en detalles si esa cantidad de dinero vendría de inversiones públicas o privadas o si serían préstamos a los estados involucrados (el proyecto del tren bioceánico se encuentra en etapa aún muy embrionaria como para tener definidos esos detalles), pero aseguró que “la importancia que nosotros le damos (al proyecto del tren) es trascendental. Todo lo que tenga que ver con el desarrollo y el progreso de este bello país, de esta tierra, con la que tantas cosas nos unen, siempre será bienvenido en España. Estamos extraordinariamente satisfechos de poder plasmar nuestra firma en un proyecto que sin duda si va a traer algo a esta sociedad, son oportunidades, es empleo y es progreso”, dijo.

Antes de que concluyera la conferencia de prensa, Evo Morales ya era un consejero válido para la prensa española. Uno de los periodistas que sigue la gira de Sánchez le preguntó a Morales si su presidente le había pedido consejos sobre la plurinacionalidad, categoría sociológica que está en discusión en España como una forma de resolver los anhelos independentistas de catalanes y vascos.

Evo fue cauto y le dijo que cada país tiene sus particularidades y que no podría dar consejos, aunque sí compartir experiencias. Le describió cómo la plurinacionalidad en Bolivia era sinónimo de reconocimiento de derechos de las “32 o 33 naciones indígenas” que hay en el territorio patrio, de cómo ellos pasaron a tener representación política en la Asamblea Legislativa Plurinacional, pese a que son -en algunos casos- minoría y que la República no había resuelto problemas de segregación que, en algún momento, hacía que solo el que tuviera renta, propiedad y supiera leer estaba habilitado para votar. No dijo que eso lo había instituido otra ‘revolución’ -la del 52- pero aprovechó la segregación a la mujer para elogiar a su par español, que tiene un gabinete de mayoría femenina. Recordó que él alguna vez tuvo paridad, que ahora las mujeres son mayoría en la Asamblea Legislativa y prometió recuperar el equilibrio de género en su gabinete.

Cuando terminó la conferencia de prensa, fue el momento de la cena. El ambiente era tan relajado que Sánchez terminó bailando desde morenadas hasta saya, con Evo Morales y el ministro de Gobierno, Carlos Romero, como acompañantes de travesía.

Hoy se verá con su colectividad en la Agencia Española de Cooperación para el Desarrollo, estará en la presentación del Fondo del Agua y se irá a las 16:00. En su equipaje irá el Cóndor de Los Andes en su grado Gran Collar y un retrato de Gastón Ugalde hecho con hojas de coca.