La legendaria cantante estadounidense, conocida como ‘la reina del soul, murió el jueves en Detroit a los 76 años. Es un referente indiscutible de varias generaciones

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18 de agosto de 2018, 4:00 AM
18 de agosto de 2018, 4:00 AM

Ícono incomparable del soul más apasionado, referencia ineludible para las solistas en EEUU y emblema de las reivindicaciones feministas y raciales, Aretha Franklin, para muchos, la mejor voz de la historia de la música, falleció el jueves a los 76 años. La familia de la cantante, que padecía de cáncer de páncreas, la había reportado “gravemente enferma” a principios de esta semana.

Aretha Franklin fue una de las figuras clave en el éxito del soul en los años 60, un género que supo reciclar la ardiente pasión y la fogosa intensidad del góspel de las iglesias afroamericanas para llevarlas a las calles y adaptarlas a temas profanos y reivindicaciones sociales.

Con el movimiento por los derechos civiles como telón de fondo, la vocalista, que había pasado sin mayor gloria por la discográfica Columbia Records, encontró en Atlantic Records y en la engrasada banda de los estudios FAME los ingredientes ideales para aderezar su poderosa y expresiva voz.

Su versión feminista de Respect, de Otis Redding (1967) fue probablemente la cúspide de una carrera en la que grabó otros temas imperecederos como (You make me feel like) a natural woman, I say a little prayer, Chain of fools, Think, I never loved a man the way I love you y Spanish Harlem.

Capaz de navegar sobre las aguas de otros estilos como el jazz, el R&B e incluso la ópera (todavía se recuerda su interpretación del aria Nessun Dorma, de Turandot en los Grammy de 1998), el genio de Franklin también llegó al cine con una memorable interpretación de Think, en la comedia The Blues Brothers (1980).

El reinado de la cantante inspiró a una gran lista de artistas que bebieron de su obra y legado, como Whitney Houston, Mariah Carey o Beyoncé, quizá la diva llamada en el siglo XXI a recoger, por el impacto artístico y social de su música, la preciada corona de Aretha Franklin.

“Tomemos todos un momento para dar las gracias por la hermosa vida de Aretha Franklin, la reina de nuestras almas, que nos inspiró a todos durante muchos, muchos años”, dijo el ex Beatle Paul McCartney.

De cerca

En Bolivia, el actor y cantante Rubén Alviri afirma que Aretha ha sido una de las más grandes influencias en el ámbito del jazz, sobre todo en el soul. “Es y seguirá siendo el referente de grandes artistas de la música pop y el R&B como Christina Aguilera, Beyoncé, etc. Su voz es única y cada canción que interpretaba le daba el sentimiento de amor y fuerza. Su música es un legado que nunca pasará de moda y siempre estará en la lista de gustos musicales exigentes. Ella me hizo amar el jazz y el soul que son los ritmos musicales con los cuales me siento libre y cómodo a la hora de cantar”, expresó Alviri.

A su vez, la cantante Carla María Vaca Díez calificó con 100 puntos la voz y la figura de Aretha en el mundo de la música y le agradece por haber dado a conocer el soul a las nuevas generaciones. “Ha sido una de las mejores cantantes que ha existido y una influencia indiscutible para muchos de los artistas pop del momento, además de un ícono de Estados Unidos para el mundo. Es una de mis cantantes favoritas. Me encanta como transmitía fuerza en su manera de cantar y la presencia que demostraba sobre el escenario”, indicó Vaca Diez.

La gloria

Aretha estaba predestinada a la gloria. Su padre, el reverendo C. L. Franklin, apodado “el hombre con la voz del millón de dólares”, grabó más de 70 discos con sus sermones y se embolsaba una pequeña fortuna por cada cita de sus giras. La gran casa familiar en Detroit era frecuentada por las estrellas del góspel Mahalia Jackson, Marion Williams y Clara Ward, ya fuera por amistad, negocios o líos con el predicador, así como por pioneros en cambiar la iglesia por el mundo del espectáculo profano de la talla de Sam Cooke y Lou Rawls. A los ocho años empezó a tomar lecciones de piano y a los 14 se lanzó a la carretera con su progenitor . A los 18, en 1960, se mudó a Nueva York y firmó contrato con Columbia.

Pero la gloria tardó en llegar más de lo previsto, y no solo porque Columbia la frenara con anodinas producciones de estándares, jazz vocal, blues y rhythm and blues. Aretha tuvo su primer hijo a los 12 años, el segundo a los 14 y el tercero a los 22. Su primer marido era entre otras lindezas un maltratador. Tenía una vida complicada.

Todo cambió con el fichaje por Atlantic y la decisión de Jerry Wexler, socio y productor de la compañía, de llevarla a grabar a los estudios Fame de Rick Hall, en Muscle shoals (Alabama). Allí fue en enero de 1967 para una semana de grabaciones. En la primera sesión, rodeada de músicos sensacionales con Spooner Oldham a la cabeza, todos blancos, Aretha y compañía hicieron magia: grabaron en unas horas la toma definitiva de I never loved a man the way I love you.

Ahí entraron en juego las habilidades de Wexler (gran tahúr, habría sido) para grabar casi entero en Nueva York el álbum I never loved a man the way I love you y conseguir que pareciera registrado en Muscle Shoals. El primer número del disco es Respect. Cuando Ottis Redding, su compositor y primer intérprete, la escuchó, dijo: “He perdido mi canción”. A partir de ahí, sí, la gloria.

La cantante estaba predestinada a triunfar. Todo empezó en enero de 1967 con la grabación de I never loved a man the way I love you