El actor suizo, famoso por su actuación en El cielo sobre Berlín y por su papel de Adolf Hitler en El hundimiento, falleció en Zúrich. El mundo del cine lo recuerda

El Deber logo
23 de febrero de 2019, 4:00 AM
23 de febrero de 2019, 4:00 AM

No exageramos al decir que el rostro del fallecido Bruno Ganz ha sido, para muchos, el del cine alemán en pleno. Tanto, al menos, como el de Hanna Schygulla o el de Jürgen Vogel. Su filmografía se lee como una recopilación de las mejores películas que puede ofrecernos el país de Goethe. El actor suizo, famoso por su papel de ángel en El cielo sobre Berlín y de Adolf Hitler en El hundimiento, falleció el 16 de febrero en Zúrich, a los 77 años. Hijo de un mecánico suizo y madre de origen italiano, Ganz es considerado uno de los actores de lengua germana más importantes de la posguerra tanto en el teatro como en el cine.

Entre los papeles que interpretó destacan el del ángel Damiel en la película de Wim Wenders El cielo sobre Berlín (o Las alas del deseo), en el que su personaje espía y escruta la ciudad antes de la reunificación.

La película obtuvo la Palma de mejor dirección en el Festival de Cannes de 1987. Su encarnación tan explosiva como sombría de Adolf Hitler en El hundimiento (La caída), le valió la consagración en 2004. Fue una de las primeras películas alemanas dedicadas al ‘Führer’ en un país que sigue traumatizado por el recuerdo de la barbarie nazi. Los críticos elogiaron su interpretación en este filme nominado al Óscar de mejor película de habla no inglesa, y que cuenta los últimos días del tirano nazi al final de la Segunda Guerra Mundial.

“Me ayudó el hecho de no ser alemán, porque pude poner mi pasaporte entre Hitler y yo”, declaró Ganz en 2005. Contaba que tuvo que “construir un muro o un telón de acero” en su mente para distanciarse del dictador, con el que no quería pasar sus “noches en el hotel”. En 1996 recibió el Anillo de Iffland, propiedad del Estado austriaco, una distinción concedida al actor teatral de lengua germana más importante del momento y por tanto digno de ser el sucesor del actor, dramaturgo y director teatral alemán August Wilhelm Iffland.

Antes de triunfar en la pantalla grande, Bruno Ganz, un autodidacta que abandonó la escuela en la adolescencia, trabajó de actor para teatros alemanes de prestigio. Nació en 1941. Decidió dejar sus estudios para dedicarse de lleno a la interpretación, a pesar de los temores de sus allegados. Para cumplir su sueño, se trasladó en los años 60 a Alemania, donde trabajó como librero y conductor de ambulancias. Se convirtió realmente en actor a mediados de los años 70 y empezó a distinguirse en películas como El amigo americano, en 1977. Tras el anuncio de su muerte, los homenajes se sucedían en cascada.

La secretaria de Estado de Cultura alemana, Monika Grütters (CDU), calificó a Bruno Ganz de “ícono del teatro de habla germana” y de “maestro excepcional del arte dramático internacional”. “Nadie podía escapar al poder fascinante de su concepción de los roles (...) Es admirado en todo el mundo”, dijo en un comunicado.

En alusión a El hundimiento, la ministra estimó que se trataba de un “desafío de actor y una de las numerosas obras maestras que hicieron de él uno de los mayores intérpretes de habla germana en los escenarios del mundo”. El director del Festival de cine de Berlín, uno de los certámenes más prestigiosos de Europa, Dieter Kosslick, también le rindió homenaje, recordando su papel en El cielo sobre Berlín. “Tengo el presentimiento que nada le impedirá ahora alcanzar el cielo sobre Berlín”, expresó.

 

Tags