Normal people, la segunda novela de la autora irlandesa, nos muestra a una joven pareja y su incapacidad para el compromiso

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13 de octubre de 2018, 4:00 AM
13 de octubre de 2018, 4:00 AM

Confieso que me costó entrar a Normal people, la segunda novela de Sally Rooney, la autora irlandesa ‘milenial’ admirada por Zadie Smith (Random acaba de publicar en español su primera novela, Conversaciones entre amigos). Hacía mucho que no leía un proyecto tan realista sin matices, tan Jane Austen en el siglo XXI. No ayudaba el melodrama que se veía venir: Marianne y Connell, dos chicos en un colegio en un pueblo irlandés, se atraen e inician una relación sentimental, complicada por el hecho de que la madre de Connell es quien limpia la casa de la madre de Marianne. Sin embargo, me sorprendió de manera positiva que Rooney no hiciera mucho aspaviento con este tema, que lo presentara como un detalle que tensaba las cuerdas e influía en los comportamientos, pero del cual no era necesario decir mucho más. Poco a poco, la novela me fue ganando y terminé aplaudiendo este retrato sutil de una pareja dispareja a lo largo de cuatro años cruciales, los de la universidad en Dublin (Trinity): una educación sentimental a toda regla.

Rooney es impresionante para captar la minuciosa psicología de sus personajes. Con su prosa transparente y precisa, de descripciones elegantes, es capaz de observaciones como esta: “Marianne sentía que su verdadera vida ocurría muy lejos y sin ella, y no sabía si lograría descubrir dónde estaba y si formaría parte de ella”.

La novela puede que haya comenzado como una historia convencional de dos jóvenes y sus idas y venidas, su incapacidad para el compromiso, las decisiones personales que los separan, pese a la inmensa atracción sexual y la admiración mutua –Connell, por ejemplo, no quiere ser visto en público con ella–, pero va ganando en profundidad a medida que comienza a explorar el lado oscuro de sus personajes, sus patologías y perversiones de ‘gente normal’.

Connell, el aspirante a escritor, deberá batallar con la depresión mientras busca situarse frente al mundo; Marianne, mientras tanto, se enfrenta a un vacío en el centro de su personalidad: la chica más popular del colegio es en la universidad un ser confundido, alguien incapaz de sentirse a gusto en ningún lugar.

Lo que ha hecho Rooney con Connell es notable, pero lo de Marianne lo es más aún: su entrega total a Connell, su ausencia de mecanismos de defensa, su sensación de que no vale nada, se revela en su deseo de humillarse, de coquetear incluso con el abuso físico como forma de demostrar su amor.

Todo esto ha sido preparado con elegancia por Rooney desde el principio, al mostrarnos la familia de Marianne, un hermano golpeador y una madre incapaz de cariño; cuando ocurre el desenlace, parece simplemente inevitable.

El desafío para Connell consistirá en ver si puede lidiar, con madurez, con esta entrega desmedida y descubrir a través de ello su propia capacidad para la entrega.

Normal people es una novela sabia, que sugiere que es algo extraño y a la vez muy común –estoy parafraseando– sentirse completamente bajo el control de otra persona: “Nadie puede ser del todo independiente de los demás, de modo que por qué no mejor dejar de intentar independizarse, pensó ella, correr rumbo a la dirección opuesta, depender de la gente para todo, permitir que dependan de ti, ¿por qué no?”. En manos de Sally Rooney, esta nueva generación se ve compleja y fascinante.

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