La Reunión Anual de Etnología convocó a investigadores, antropólogos y artistas del oriente boliviano, que expusieron acerca de las características e importancia de la piedra en la región

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29 de septiembre de 2018, 4:00 AM
29 de septiembre de 2018, 4:00 AM

La Reunión Anual de Etnología (RAE), organizada por el Museo de Etnografía y Folclore de La Paz (Musef), es uno de los eventos de investigación académica de mayor prestigio y tradición de nuestro país. Su enfoque y alcance gira principalmente en torno a las ciencias antropoló- gicas, tendiendo hacia el estudio de las prácticas materiales como fundamento de la vida humana. Esto no ha impedido que investigadores y escritores de otras áreas participen con propuestas multidisciplinarias.

Temáticamente se enfoca en el estudio de los líticos, es decir, de la roca y las piedras. Siguiendo el espíritu de La rebelión de los objetos, los abordajes no debían centrarse tanto en los materiales en sí, como sobre las prácticas materiales que se suscitan y generan en torno a ellos. O lo que Elvira Espejo, directora del Musef, bautizó como la “cadena operativa del objeto”, que incluye todos los procesos que se pueden identificar alrededor de los materiales.

La RAE en Santa Cruz La versión de Santa Cruz, que organiza el Centro de la Cultura Plurinacional (CCP), en coordinación con el Musef, se realizó el 13 y 14 de septiembre con el concurso de 10 disertantes. La política de organización que se maneja para la RAE Santa Cruz privilegia el encuentro no solo entre estudiosos de diferentes disciplinas -arqueología, antropología, sociología, diseño y otras-, sino que también representa un encuentro cultural entre regiones, a partir del intercambio de conocimientos entre estudiosos del altiplano, del valle y del oriente. Es así que se pudo escuchar disertaciones sobre la vida de la piedra en el altiplano -Las piedras incorrectas.

Materiales líticos, temporalidades y patrimonio desde los casos arqueológicos, de Juan Villanueva, hasta abordajes sobre la escultura del viborón, que tocó Danilo Drakic, El viborón, un mito hecho realidad. Las disertaciones significaron también el encuentro de la Academia Nacional de Ciencias (Departamental Santa Cruz) -representada por el ingeniero Diego Belfort y los arqueólogos Luis Callisaya y Danilo Drakic-, con el Musef y otros investigadores de disciplinas transversales.

El CCP auspició la presencia de tres investigadores radicados en La Paz para enriquecer la diversidad de temas a tratarse en las disertaciones. Así llegaron los invitados Mario Pachaguaya, Jefe de Investigaciones del Instituto Arqueológico Tiwanaku; Claudio Sánchez, coordinador de la Cinemateca Boliviana; y Gloria Salazar Mariaca, propietaria de Gems by Gloria. Pachaguaya presentó un es bozo de la cosmología aimara de los ayllus de Rosapata, Pillapi, Suriri y Yanarico, que están situados en el municipio de Tiwanaku de la provincia Ingavi de La Paz.

Sánchez presentó una reflexión sobre la representación hecha del sitio arqueológico de Tiwanaku por Arturo Posnansky en su película La gloria de la raza (1926). La cinta, que se encuentra desaparecida, habría recurrido a maquetas para que por medio del trucaje se pudiera explicar la estructura de las principales edificaciones del área. Por su parte, Salazar Mariaca disertó sobre la experiencia con Gloria Gem. Desde las entrañas de la tierra hasta abrigar una deslumbrante gema en las manos, planteó preguntas como dónde, cómo se extrae y procesa el ametrino o bolivianita escondida en las tierras bajas del oriente boliviano.

El investigador David Antelo habló de los centros sagrados precolombinos, similares al Cusco, bajo la concepción de ombligos del mundo, con sus sistemas de caminos y lí- neas imaginarias (ceques), que apuntan a las sacralidades del cielo y de su entorno (huacas). Finalmente, Juan Villanueva, jefe de investigación del Musef, presentó una ponencia sobre los contrastes que ha experimentado al acercarse con la mirada arqueológica a fenómenos como estelas líticas y arquitectura de mampostería lítica en dos casos concretos: en 2012 en Copacabana de Andamarca, en el altiplano de Carangas en Oruro; en 2018 en Taypi Ayca y Huarcamarca, en los valles altos de Mocomoco, La Paz.

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