Actualmente se pueden apreciar dos muestras de fotografía en la ciudad, la primera es Alma y oficio, del fotógrafo urbano Filemón Barba,  en el Centro de la Cultura Plurinacional;  la segunda es Nuestro fotoperiodismo 2018, a verse en la galería Manzana 1.

La muestra de Filemón Barba, un conocido retratista de la plaza 24 de Septiembre, curada y gestada por el grupo Por La Recuperación De La Memoria Colectiva, es un gran homenaje y al mismo tiempo una muestra compleja no tanto por el valioso esfuerzo de la compilación de fotos del autor de diversas fuentes y de la ambientación museográfica que recrea con dibujos la plaza principal de la ciudad, sino porque nos llena de dudas por las responsabilidades y motivaciones sobre la construcción de la historia de la ciudad y también por los centros de documentación fotográfica que deberían existir, más aun en una ciudad que debe lidiar a diario con los principales enemigos de la fotografía impresa: el calor y la humedad. 

Visitar la muestra de Barba nos permite acercarnos a una silenciosa presencia del paso del tiempo en la plaza principal, en la ciudad y en su gente.

La discusión sobre la fotografía contemporánea está actualmente muy presente ¿Existe de forma física? ¿Se puede confiar en la fotografía como un documento de realidad y de historia? ¿No hemos llegado a un momento en el que la excesiva producción de imágenes caseras nos ha quitado la capacidad de sentir emoción o algún tipo de sensación a través de un documento fotográfico? (se suben 4.501 fotos por segundo a Facebook y a Snapchat, 8.796 fotos en el mismo tiempo). 

Y mientras la red, que realmente se ha convertido en un auténtico basurero informático, sigue almacenando todo esto que es imposible de consumir y mucho más, por supuesto, imposible de entender, se abre el debate sobre el sentido y lugar de la foto en la sociedad.

La muestra Nuestro fotoperiodismo, abierta en el espacio de arte Manzana 1 hasta el 3 de junio 2018, generada basada en la curaduría de Ejti Stih, a través de una convocatoria abierta y que dio como resultado la exhibición de 193 imágenes captadas por 31 fotógrafos de diferentes medios y agencias periodísticas de Bolivia, se abre a esta discusión debatiendo todas las teorías sobre la muerte de la fotografía.

La exhibición es realmente sobresaliente, como es característica de Manzana 1, el montaje y presentación de la muestra total son impecables y, cuando realmente crees que la sobresaturación de iconografías cotidianas en la red te ha vuelto inmune a cualquier tipo de impresión o sensación producida por la imagen, experimentas una muestra entera sorprendido de la cantidad de emociones divergentes que se hacen presentes no solo en las fotografías, sino también en la memoria de todos esos acontecimientos que experimentamos a diario en las noticias o en la calle, y que con amplia sensibilidad se hacen presentes en la muestra.

Las dos muestras conjuntamente nos permiten dar un extraordinario paseo por las buenas y malas memorias del país.