La muestra, organizada por la Casa Nacional de Moneda y el Centro de la Cultura Plurinacional, permite vivir una experiencia cercana a la vida e historia de los mineros

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23 de junio de 2018, 4:00 AM
23 de junio de 2018, 4:00 AM

Sentado en su trono, cual monarca que cuida celosamente su riqueza, se encuentra el Tío de la mina, una especie de amo y señor de las profundidades que, durante siglos, han sido exploradas por los hombres que se dedican a una de las actividades vertebrales de la economía boliviana.  

Este símbolo de la mitología andina se puede apreciar en De la explotación de la plata a la imaginaria del Barroco, muestra organizada por la Casa Nacional de Moneda y el Centro de la Cultura Plurinacional (CCP), que estará abierta hasta el 30 de junio en el espacio de la calle René Moreno # 369, entre Mercado y Pari. 

La imagen forma parte de una exposición itinerante que hace un recorrido histórico por la producción minera y la expresión del estilo Barroco entre fines del siglo XVI y principios del siglo XIX en la ciudad de Potosí. 

Los visitantes pueden conocer elementos icónicos de la historia de la explotación de la plata y del contexto económico, social y cultural que se desarrolló a raíz de la abundante producción minera de entonces y el estilo estético denominado Barroco, que generó una innumerable cantidad de obras de arte entre pinturas y esculturas, especialmente ligadas a temas religiosos. 

La exposición ofrece una visión del Cerro Rico, la acuñación de monedas en Potosí, además de detalles históricos de la primera y la segunda Casa de Moneda. 

La curadora del CCP, Andrea Hinojosa, destaca la serie de réplicas de fotografías del siglo XIX, que muestran diversas escenas de la vida diaria de los mineros, además de algunas manifestaciones sociales y políticas de la época. También se incluyen fotos y reseñas de los barones del estaño (Patiño, Aramayo y Hochschild).

Prototipo de la explotación 
Un testimonio valioso en imágenes y documentación es el referido al trabajo de los mitayos, responsables de la fuerza productiva conocida como la Mita, que durante el periodo colonial fue una labor obligatoria de los indígenas varones entre 18 y 50 años a favor del estado español, el cual administraba la mano de obra indígena en función a los pedidos de las industrias españolas.

Se dice que, en los primeros años de la explotación, solo era necesario agacharse para levantar el codiciado mineral, pero con los años se vieron obligados a ingresar a las entrañas del cerro por medio de socavones, imitando a los topos.

La explotación de la plata en el interior de las minas implicaba todo un despliegue de indios, quienes, con herramientas en mano, con la indumentaria y accesorios necesarios, ingresaban a interior mina para la extracción de la plata. Cientos de hombres subían y bajaban por escaleras tejidas en los socavones estrechos, alumbrados por una vela de sebo, siguiendo las vetas de la plata y poniendo en riesgo su vida, en absoluta obscuridad que les impedía tener noción del día y de la noche.

Sin duda, Potosí es un hecho fundamental en la historia del surgimiento del sistema capitalista en el contexto continental y mundial de producción de metales preciosos. El proceso de conquista y dominación europea del continente americano estuvo signado por la búsqueda y extracción de metales preciosos, especialmente del oro y la plata.

La exposición ofrece decenas de piezas expuestas en vitrinas con los diversos utensilios y herramientas manuales que se usaban (y algunas que se siguen usando) en la explotación del mineral. Entre ellas están las ramas con las que se encendía el fuego para derretir la plata y las angarillas, un tipo de camilla para transportar el mineral extraído por el barretero de las entrañas del cerro, además de un modelo de piedra mineral en el que se puede observar la veta de plata. 

Encuentro cercano

Una de las principales atracciones es un modelo de socavón instalado en el espacio del centro, que se conoce como la bóveda, donde se ha recreado el ambiente que acompaña al minero en su rutina diaria, es decir, con los diferentes elementos que hacen parte de ritual previo al trabajo diario. 

Es un estratégico lugar a la entrada de cualquier mina, donde los mineros se reúnen obligatoriamente para adorar a esa figura legendaria a la que piden buena suerte para encontrar un buen filón de mineral, además de protección y seguridad.  
Los mineros adoran al Tío y lo hacen fumando cigarros, acullicando la hoja de coca, bebiendo sorbos de vino u otra bebida alcohólica, ritual que se cumple antes de empezar la tarea en la mina.

“Hemos querido recrear toda esa experiencia, desde el sonido en el interior de la mina, hasta el momento en que se ofrece la coca y los cigarros al Tío. Antes del ingreso se puede ver toda la parte religiosa, con una especie de altar e imágenes representativas. El respeto, el hecho de pedir permiso para entrar, es todo un complemento esencial como parte de un oficio tan peligroso, que tiene como preámbulo una devoción singular, entre pagana y católica”, indica Hinojosa. 

“Quedan invitados a apreciar esta muestra, que, además de representar un intercambio cultural entre oriente y occidente, es una oportunidad para conocer la importancia que ha tenido la explotación minera en nuestra época. Podrán sentir una experiencia lo más cercana posible a la de ingresar en un socavón”, finaliza la curadora.

Ofrece una visión del Cerro Rico, la acuñación de monedas en Potosí, además de detalles históricos de la Casa de Moneda. 
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