Economía. El sector forestal, la industria, minería, el turismo e incluso la producción de vinos, son actividades lucrativas que el departamento de Santa Cruz no explota

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20 de agosto de 2019, 4:00 AM
20 de agosto de 2019, 4:00 AM

Viñedos a 1.750 metros sobre el nivel de mar, un yacimiento gigante de hierro capaz de abastecer de metal por más de 100 años. Bosques frondosos que puedan proveer madera de forma sostenible a cualquier mercado del mundo, un legado jesuítico materializado en iglesias con una arquitectura de más de 300 años, que atrae a miles de turistas por año. El empuje y ambición de su gente que transformaron un antiguo pueblo errante con viejas taperas en una metrópoli con rascacielos que parecen tocar el cielo, eso es Santa Cruz, un departamento que más allá de su rostro agroindustrial, tiene varias oportunidades de negocio que aún restan por explotar y que puede llevar a la región oriental a ser el núcleo económico no solo de Bolivia, sino de Sudamérica.

En todo ello coinciden sectores y economistas consultados por Dinero. De hecho, según la propuesta de desarrollo Desafíos del Siglo XXI, elaborado por la Cámara de Industria, Comercio, Servicios y Turismo de Santa Cruz (Cainco) identificó diez actividades productivas con gran complejidad industrial que pueden generar más cadenas de valor que otras tradicionales, como la agroindustria. Entre estas actividades está la industria de químicos, plásticos y manufacturas, peletería, textiles, madera, piedras, vidrios, metales, maquinaria eléctrica, transporte, y hasta la producción de muebles, obras de arte y juguetes.

Pablo Mendieta, director del Centro Boliviano de Economía de Cainco (Cebec), explicó que estudios internacionales indican que la excesiva especialización de un país o una región es perjudicial puesto que los hace más vulnerables a fluctuaciones en la demanda y los precios, que no es compensada con las ganancias de productividad y eficiencia del sector priorizado.

En ese sentido, explica Mendieta, es necesaria la diversificación en distintas actividades y en diversos mercados, de esta forma los nuevos sectores podrán surgir de manera fluida y espontánea.

“De hecho, los países más diversificados cayeron menos que los más especializados en la última crisis global de 2009”, dijo.

Si bien los sectores que recomienda la Cainco en su propuesta no están desarrollados del todo, son los que pueden generar mayor rentabilidad a mediano plazo.

En la actualidad, según datos del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) las exportaciones de la región se concentran en dos sectores: los hidrocarburos, que representan un 43,26% ($us 999,3 millones) y el complejo proteico de la soya con un 32,15% ($us 742.5 millones).

Potencialidad de sectores

Ya en detalle, la propuesta planteada de la Cainco destaca que el sector forestal tiene un potencial materializado en sus más de 2,2 millones de hectáreas certificadas internacionalmente bajo el sistema del Forest Stewardship Council (FSC), según la Gobernación de Santa Cruz.

Jorge Ávila, gerente general de la Cámara Forestal de Bolivia (CFB) explicó que en mediano plazo (cinco años) si les otorgan las condiciones en el mercado interno pueden generar $us 450 millones, y unos $us 1.300 millones en exportaciones de forma anual.

Esto significa más recursos que los que genera la agroindustria, o la venta de gas natural.

“De esa cantidad, Santa Cruz significa entre un 60 y 65% de la industria forestal del país”, precisó.

Para lograr esto, según el ejecutivo el sector, se necesita mayor acceso al financiamiento y un sistema tributario específico.

La Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB) considera que Santa Cruz debe enfocar su crecimiento en el sector industrial con alto desarrollo digital, y en la actividad inmobiliaria, según su líder Luis Barbery.

En esa línea, el presidente de la Cámara Departamental de Exportadores de Santa Cruz (Cadex), Osvaldo Barriga, coincide en que la región no puede ser dependiente solo de la agroindustria. “Debemos aportar a desarrollar otros sectores, que pasan por la manufactura”, señaló.

En el plano industrial, el empresario precisó que hay sectores que están desarrollándose rápidamente como la producción de plásticos, la industria cárnica, y la manufactura de joya de alta gama.

Barriga hizo notar que Santa Cruz, y el país en su conjunto, deben tomar ejemplos de Chile y Perú, en donde a través de la investigación científica se lograron determinar cuáles son las actividades más rentables y sostenibles.

“Santa Cruz y Bolivia tienen grandes posibilidades en convertirse en el centro del desarrollo industrial de Sudamérica”, dijo.

El despegue cruceño, también debe girar en torno al desarrollo de la economía naranja y el desarrollo de innovación y tecnología, afirmó Wilfredo Rojo, empresario y expresidente de la Cámara Nacional de Exportadores de Bolivia (Caneb).

“Hay una masa crítica importante de jóvenes que está desarrollando software y tecnología”, dijo.

Según la Cainco, el nivel de adopción de tecnología digital en el departamento es ligeramente mayor al de Bolivia y al porcentaje de otros países.

El Índice de Desarrollo de Tecnologías de Información y Comunicación (ITU) para el departamento es 4,4, superior al promedio nacional de 4,3.

Pero Santa Cruz, no solo avanza en los tecnológico e industrial, sino también en el turismo y los servicios, asegura el empresario gastronómico y exdirigente del sector, Juan Carlos Medina.

“En Santa Cruz, la hotelería y gastronomía avanzamos mucho, pero dentro del turismo debemos mejorar en servicios, porque aún estamos lejos de los centros turísticos como Perú”, dijo.

Viñedos en altura cruceña

Si bien Santa Cruz alberga una vasta cobertura boscosa tropical y suelo fértil para la agricultura, cuenta con una zona geográfica ideal para la producción de vino, algo impensado hace unos años.

El lugar es Samaipata, con una altura de más de 1.700 metros sobre el nivel, la localidad junto con los valles mesotérmicos, tiene un potencial para el cultivo de uva de 55.000 hectáreas, superior a las 10.000 que posee Tarija, capital vitivinícola de Bolivia. Hoy, solo 900 ha están siendo aprovechadas para la producción de uva.

Humberto Andrade, gerente general Uvarienda, bodega boutique, afincada en Samaipata, explicó que por la extensión de terreno la capacidad industrial vitivinícola del país está en Santa Cruz.

“En Tarija hay unas 5.000 hectáreas sembradas y tiene una capacidad de 10.000. El potencial que tenemos es enorme”, señaló.

Comercialmente, la bodega opera desde hace 10 años.

Para promocionar su vino denominado 1.750, la bodega realiza una ruta turística. Con esta iniciativa cada año reciben entre 2.000 y 3.000 visitantes entre extranjeros y nacionales, que descubren que Santa Cruz es más que solo agroindustria: es una economía diversa.