La fundadora de Tortas Dolly alternaba su trabajo como maestra de escuela con su pasión por la cocina. Sus hijos se encargaron de modernizar y diversificar el negocio

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23 de junio de 2019, 4:00 AM
23 de junio de 2019, 4:00 AM

Dolly Gómez adquirió el gusto por la repostería a temprana edad. Siendo hermana mayor, preparaba pastelillos que luego resultaban apetecibles para sus cuatro hermanos, todos varones. El talento ya afloraba, pero nadie se imaginaba que aquella afición sería la génesis de una reconocida marca culinaria de Santa Cruz: Tortas Dolly S.R.L.

Incluso la profesión de chef no figuraba como alternativa para los jóvenes de aquella época, de tal suerte que Dolly Gómez optó por abrazar la docencia como carrera, tras salir bachiller en 1967. Ya siendo profesora, ella dio el salto a preparar lo más dulce de una celebración: la primera torta de cumpleaños de su primer hijo. Corría el año 1974, y pronto sus manjares comenzaban a ser anoticiados en su entorno más íntimo. “Soy autodidacta; yo pedía las recetas de las comidas que me gustaban, las probaba y así fui aprendiendo”, dice Dolly.

La profesora Gómez, madre de tres hijos, suplementaba sus ingresos como maestra con lo que obtenía por sus creaciones culinarias, cocinadas en el pequeño horno de su casa. Su buena mano ganó en popularidad y la creciente demanda hizo necesaria la adquisición de un horno industrial, para lo cual necesitaba recursos. Ahí se hizo sentir el apoyo de amigos, entre ellos el de Quito Velasco.

De lo artesanal a lo industrial

“Todo se hizo paso a paso, sin mucha programación –recuerda Dolly–, recibí el apoyo de mi esposo y tuve la bendición de trabajar desde mi casa; mis hijos crecieron alrededor de las tortas”. Este fue el inicio de Tortas Dolly como empresa unipersonal, que operaba a puertas cerradas atendiendo solo pedidos especiales.

Ella luego se enrolaría en un programa de la Unicef que la ayudó a organizarse como empresa. Ya era necesario ocuparse de la contabilidad y administración, y los estudios de mercado señalaban que había potencial para seguir creciendo. En este escenario, Dolly vio propicia la oportunidad de abrir las puertas al público. Sucedió hace 20 años.

Pronto sus tres hijos –ya formados– le dieron a la pequeña empresa el empujón que faltaba. Sus respectivas profesiones encajaron a la perfección: primero se incorporó Alejandro, ingeniero industrial, para hacerse cargo de la producción; luego vino Fabiola, ingeniera comercial, para ocuparse de las ventas; y completó el equipo gerencial Fernando, administrador de empresas, para optimizar la logística.

Dolly destaca que sus hijos le dieron otra orientación a la pastelería hasta convertirla en lo que es hoy: una empresa con tecnología de punta que cuenta con ocho sucursales en Santa Cruz y que da trabajo a unas 150 personas.

Manjares de nuestro tiempo

Tortas Dolly sigue recibiendo pedidos para endulzar cumpleaños y matrimonios, segmentos en los que es líder de mercado; pero también cuenta con un stock importante en sus sucursales para atender demandas inmediatas. Ya son más de 80 productos, entre dulces y salados, que salen de sus hornos. “Hemos incursionado en pastelería para café: cuñapés, bocadillos salados, sándwiches y paninis, además de las tortas, queques y galletas. Hemos ido diversificando para satisfacer la demanda”, explica la empresaria.

Su clientela valora el sabor que la marca le brinda, siendo la torta de chocolate uno de sus productos más memorables. Sin embargo, los clientes siempre exigen más. Dolly señala que su empresa también se esfuerza en satisfacer la demanda por productos más naturales y frescos. “La gente busca comer más sano, que se eviten los químicos, que se disminuya el consumo de azúcar”, afirma Dolly. “Quizá todo lo light no sea tan sabroso, pero vimos la importancia de incursionar en este segmento”.

Como corolario de su trayectoria, Dolly Gómez cierra esta entrevista con un mensaje para las mujeres: “Si tienen algún hobby, no tengan miedo de emprender; hay oportunidades, no se desanimen. Con constancia todo se puede lograr”.

PERFIL

Dolly Gómez Boland nació en el seno de una familia cruceña tradicional. Salió bachiller del Colegio Alemán y se formó como maestra en la Normal Enrique Finot (1973). Preparó su primera torta ‘oficial’ para un cumpleaños muy especial (1974). Está casada con Fernando López y tiene tres hijos. Desde hace más de 37 años que impone su dulce sello en el recuerdo de novias y quinceañeras. Ahora Tortas Dolly cuenta con mano de obra calificada y ha diversificado su oferta. Le gusta compartir en familia, un momento para olvidarse de la cocina.