El informe Perspectivas de la Economía Mundial prevé ahora que la América Latina en su conjunto se expanda a un ritmo de 0,6% este año, un recorte de 0,8 puntos porcentuales con relación a su último cálculo de abril

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23 de julio de 2019, 11:32 AM
23 de julio de 2019, 11:32 AM

El Fondo Monetario Internacional (FMI) presentó este martes su informe Perspectivas de la Economía Mundial, en el cual aplicó un fuerte recorte a las estimaciones de crecimiento económico de América Latina, ante una desaceleración más acentuada prevista en Brasil y México, exacerbada por disputas comerciales globales y un deterioro en la confianza de inversores y analistas.

El FMI prevé ahora que la región en su conjunto se expanda a un ritmo de 0,6% este año, un recorte de 0,8 puntos porcentuales con relación a su último cálculo de abril. Para el 2020, la previsión también fue ajustada ligeramente a la baja, a un 2,3%.

"En América Latina, la actividad se desaceleró notablemente al comienzo del año en varias economías, debido principalmente a factores idiosincrásicos", indicó el organismo, que hizo un llamado a los gobiernos a regular el gasto fiscal y el endeudamiento. 

Las disputas arancelarias y por acuerdos comerciales, junto con un incremento de la deuda y la imposibilidad de sacar adelante reformas macroeconómicas importantes han dañado las perspectivas de Brasil y México, las principales economías latinoamericanas, dice el FMI.

En Brasil, donde la moral se está evaporando tras rebajas en la calificación de crédito y dudas sobre la viabilidad de la reforma previsional, la economía se expandiría un 0,8% este año, una disminución de 1,3 puntos porcentuales frente a la última estimación de abril. Para 2020, la actividad mejoraría a 2,4%.

En tanto, el Fondo también apuntó a un enfriamiento del PIB en México, que actualmente espera concretar un nuevo tratado comercial con Estados Unidos y Canadá. La segunda mayor economía regional crecería 0,9% este año y repuntaría a 1,9% el próximo, con una reducción de 0,7 puntos porcentuales en la estimación de 2019.

La región ha experimentado una ralentización económica en los últimos años y en 2018 creció apenas un 1%, según el FMI, lastrada por factores geopolíticos, un descenso de la inversión, datos más moderados en China, y últimamente, por un intrincado panorama comercial.

En cuanto al contexto globa, el crecimiento mundial sigue siendo moderado. Desde la publicación de la edición de abril de 2019), Estados Unidos ha incrementado aún más los aranceles sobre ciertas importaciones chinas y China ha respondido elevando los aranceles de un subconjunto de importaciones de Estados Unidos.

Tras la cumbre del G-20 celebrada en junio se evitó una nueva escalada de estas medidas. Las cadenas mundiales de suministro de tecnología se vieron amenazadas por la posibilidad de que Estados Unidos imponga sanciones, no se ha disipado la incertidumbre relacionada con el brexit y las crecientes tensiones geopolíticas han alterado los precios de la energía.

En este contexto, se pronostica un crecimiento de 3,2% para 2019, con un repunte a 3,5% en 2020 (0,1 puntos porcentuales menos que lo proyectado para ambos años en el informe de abril). Los datos sobre el PIB en lo que va del año, sumados a una moderación general de la inflación, apuntan a una actividad mundial más débil de lo previsto. La inversión y la demanda de bienes de consumo duraderos han sido moderadas en las economías avanzadas y de mercados emergentes, dado que las empresas y los hogares continúan postergando el gasto a largo plazo.

Por consiguiente, el comercio mundial, que es intensivo en cuanto a maquinaria y bienes de consumo duraderos, sigue siendo flojo. El repunte del crecimiento proyectado para 2020 es precario, y supone la estabilización de las economías de mercados emergentes y en desarrollo que están atravesando tensiones y avances hacia la resolución de las diferencias en torno a políticas comerciales

Políticas en pro del crecimiento

De acuerdo con Gita Gopinath, consejera económica y directora del departamento de estudios del FMI, la política monetaria debe seguir siendo 'acomodaticia', sobre todo en los casos en que la inflación está descendiendo más allá de los niveles fijados como meta. Pero esta estrategia debe ir acompañada de medidas comerciales sólidas que eleven las perspectivas y mitiguen los riesgos a la baja. Al estar las tasas de interés en niveles persistentemente bajos, las herramientas macroprudenciales deben ser utilizadas para impedir la acumulación de riesgos financieros.

Para la experta, la política fiscal debe equilibrar los objetivos de crecimiento, equidad y sostenibilidad, lo que incluye la tarea de proteger a los más miembros más vulnerables de la sociedad. Los países que cuenten con espacio fiscal deben invertir en infraestructura física y social para elevar el crecimiento potencial. En el caso de una desaceleración marcada, la distensión monetaria debe ir acompañada de un movimiento sincronizado hacia políticas fiscales más acomodaticias, teniendo en cuenta las circunstancias específicas de cada país.
 

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