Estiman en más de 4 millones los quintales acumulados en las industrias. La sobreoferta tumba los precios en el país y en el mundo también se percibe una caída

El Deber logo
12 de mayo de 2019, 14:40 PM
12 de mayo de 2019, 14:40 PM

La iliquidez del complejo productivo de la caña de azúcar, atribuida a la crisis de precio en los mercados nacional y mundial, pone en aprieto a los actores del sector, principalmente a los cañeros, primer eslabón de la cadena productiva. “El anticipo de la liquidación de la zafra 2018 (Bs 120 por quintal de azúcar) no cubre los costos para encarar la zafra que empieza en dos semanas ni alcanza para afrontar la siembra con miras a 2020”, afirmó Francisca Zurita, cañera en la zona de Alianza, localidad del municipio de Minero.

La mujer indicó que este año se hizo a la idea de renovar caña en una extensión de 60 hectáreas, pero como los cálculos de la liquidación no se ajustan a sus expectativas está pensando en alquilar la tierra. “No pienso emprendar mi patrimonio porque bajo las condiciones actuales de mercado producir es una tómbola”, puntualizó.

En Cuatro Ojitos, comunidad del municipio de Minero, Cecilio Muñoz y Germán Ferrufino, aseguraron que los cañeros en esa zona tocaron fondo porque el ‘adelanto’ que recibieron de la molienda pasada fue el más bajo que recuerden desde que producen caña. El primero señaló que para realizar el manejo del cultivo en el presente ciclo productivo cañero tuvo que emprendar, parte de su maquinaria, y vender algunas cabezas de ganado bovino y animales menores. Expuso, además, que por la falta de efectivo está pensando, aunque pierda, vender su producción bajo la modalidad de ‘caña parada’ -venta en campo- librarse del pago del corte de la caña y de la logística de transporte al ingenio. Trabada es también la coyuntura económica que afronta Ferrufino.

“Nos castiga el clima y ahora la sobreoferta de azúcar y ‘guerra comercial’ vigente en el mercado tumbó los precios y de rebote nos pasó la factura. Los usureros tienen llenos sus patios con nuestras maquinarias que sirven de garantía para acceder a créditos”, sentenció.

Dada la descapitalización se conoció que varios cañeros del Norte Integrado han vendido sus tierras y migrado a Guarayos y la Chiquitania para emprender en ganadería. Otros combinan la actividad cañera con pecuaria para tener flujo.

En el área de influencia del ingenio Guabirá, el sector proveedor de caña asume el reto de alcanzar mayor productividad en campo. “De la mano de la tecnología se viene trabajando en nuevas tareas en los sembradíos. Tumbamos y sembramos caña nueva bajo condiciones de tratamiento de suelo, drenaje y nivelación del terreno”, comentó Guillermo Aguilera, productor cuya experiencia lo obligó a buscar alternativas para mejorar la productividad en el cultivo.

Detrás del escritorio

Desde la Comisión Nacional de Productores Cañeros de Bolivia (Concabol), su presidente Óscar Alberto Arnez, señaló que la crisis económica que atraviesa el primer eslabón de la cadena azucarera diferirá en unas semanas el inicio de zafra cañera este año y queda en suspenso el crecimiento del área sembrada con miras a la zafra 2020.

Atribuye la crisis sectorial al bajón del precio por la sobreoferta de azúcar existente en los ingenios -el inventario sectorial estima más de 4 millones de quintales- y el desplome del costo a escala mundial. Dio cuenta de que la liquidación de la zafra 2018 fue una de las peores en muchos años.

Han tasado a Bs 135 el quintal de azúcar y de ese monto los cañeros han recibido una liquidación de Bs 120. Ahora temen no recibir un reintegro por los descuentos que se aplican en costos administrativos en la logística de venta. “Esa liquidación ha generado incertidumbre”, precisó.

A escala internacional el precio de quintal de azúcar, relacionado con la moneda nacional, ronda los Bs 105. “Colocando la producción en el mercado nacional y extranjero la factura seguirá siendo negativa para el sector”, apuntó, al detallar que esperan que el alcohol anhidro registre un precio atractivo para compensar las pérdidas y recuperar la economía sectorial.

En el campo, algunos productores refieren que en las condiciones actuales el programa de los biocombustibles no entusiasma porque el cañero no es tomado en cuenta en la distribución por la venta del ‘combustible verde’. Otro actor afectado La compleja realidad que afrontan los cañeros también arrastra a talleres mecánicos, de soldadura, de chatas cañeras, tornerías y proveedores de repuestos y maquinaria e implementos agrícolas.

“La falta de efectivo ha forzado a los cañeros a recurrir a sus propios trabajadores para que hagan el mantenimiento preventivo de su maquinaría agrícola. Los especialistas han sido relegados. Los cañeros que llegan al taller fían los trabajos hasta la liquidación de la zafra de este año y nosotros, para sobrevivir, hemos recurrido a préstamos con garantías patrimoniales. Nosotros también estamos entrampados”, indicó Segundo Vargas, propietario de un taller de soldadura en la ciudad de Montero.

Ámbito productivo

La expansión de la frontera agrícola cañera contrasta con las cifras proyectadas. En 2018, el despertar de la producción de etanol disparó el área cultivada de caña. En ese ciclo de siembra la superficie pasó de 137.769 a 150.310 hectáreas y por primera vez en la historia de la industria azucarera cruceña, el sector agrícola plantó más de 30.000 hectáreas de caña, entre ampliación y renovación.

Un año después las cifras se desinflan. El área plantada abarca 159.764 hectáreas, es decir, creció 9.454 hectáreas comparado con 2018. El plan de incorporar etanol a la matriz energética establecía que los cultivos, este año, debían crecer a 188.934 hectáreas, incluyendo ampliación y renovación. No obstante, fuentes del sector industrial estiman una disponibilidad de 8.106.601 toneladas de caña para transformar los 8,5 millones de quintales de azúcar para el consumo nacional y destilar los 150 millones de litros de etanol comprometidos a la estatal YPFB.

Agroindustriales

 Desde el Ingenio Aguaí, su presidente Cristóbal Roda, afirmó que la crisis del precio global del azúcar y la sobreoferta acumulada en los ingenios obligó a disminuir los valores en el mercado nacional. “La iliquidez se pudo evitar si YPFB cumplía el contrato original de compra de etanol y no lo hacía cuatro meses después, lo que no permitió que el componente del precio etanol pueda ingresar en la liquidación final del precio de la caña de la zafra 2018.

“Eso hubiera permitido amortiguar el mal precio del azúcar”, puntualizó. A juicio del presidente del ingenio La Bélgica, Rodrigo Gutiérrez Fleig, la industria azucarera pasa por una crisis con relación a precio de mercado, no así en productividad porque la frontera cañera ha repuntado significativamente. “La crisis de de precio data de hace dos años cuando se vetó la exportación de azúcar y ahí nace el estocamiento. El precio del quintal bajó de Bs 235 a 135 y debemos exportar, aún perdiendo, para liberar los excedentes de producción”, puntualizó.

Según el presidente de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia y titular del ingenio Unagro, Luis Barbery, se registra un crecimiento horizontal en hectáreas de cultivo y otro aumento vertical, en productividad en campo. “El tiempo no está ayudando mucho para el ciclo de siembra para 2020, pero habrá caña suficiente para la producción de azúcar para el mercado interno, para la producción de etanol y de alcohol hidratado”, aseguró Barbery.

En torno a las 250.000 hectáreas de las que se habló para los cultivos destinados a los biocombustibles, dijo que son proyecciones. “Lo ideal sería no extender ni una sola hectárea, hay que innovar, investigar en variedades de cañas, es un proceso lento que toma años, hasta consumir cerca de 450 millones de litros de etanol en cinco años”, afirmó Barbery, al revelar que no se darán más desmontes para sembrar caña porque se tiene una distancia crítica para siembras de caña de ingenios azucareros y después el costo de flete inviabiliza las áreas más distantes.