Al primer cuatrimestre de este año, la economía en el departamento de Tarija no ha dado señales de reactivación y persiste la recesión que agobia a la población tarijeña cada día que pasa.

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7 de mayo de 2019, 12:22 PM
7 de mayo de 2019, 12:22 PM

Empresarios y comerciantes se quejan de esta realidad que no ha cambiado, ya que se siente en la disminución de sus ventas y la falta de circulante.

Crece la informalidad porque las familias se dan modos para deambular por las calles o los mercados de abasto para vender lo que pueden para generar ingresos y así sobrevivir en medio de esta crisis que redujo también las inversiones y que las empresas demanden menos mano de obra.

Otras empresas de la construcción y de servicios optaron por salir al interior del país para adjudicarse obras, en procura de subsistir.

A esto se suma la desazón de los jóvenes profesionales egresados que prefieren migrar a otras regiones debido a que no ven oportunidades de trabajo.

“En este momento no hemos salido de la recesión económica de la que nos encontramos, seguimos en una recesión muy notoria en el departamento. Falta de movimiento económico”, afirmó Gerardo Aparicio, presidente de la Cámara de Industria, Comercio y Servicios de Tarija (Caincotar).

El empresario dijo que el sector mantiene la fe y esperanza que esto va pasar, pero no es suficiente el esfuerzo empresarial que ponen para salir de esta situación.

A criterio del presidente de la Federación de Empresarios Privados de Tarija (FEPT), Víctor Fernández, el desempleo está en el orden del 8% y que podría elevarse esa tasa si el Gobierno central no invierte en 2019.

Para el docente universitario y ex presidente del Colegio de Economistas de Bolivia, Víctor Hugo Figueroa, cada vez hay más vendedores que compradores aumentando la informalidad en una economía tarijeña que tropieza con la falta de circulante.

“Si esto no mejora va aumentar el desempleo, estará latente el cierre de micro y pequeñas empresas, porque muchas de ellas no pueden vender su producción y no saben qué hacer para subsistir”, advierte Figueroa.
El gobierno central admite que en Tarija se pasa por una recesión temporal debido a la abrupta caída de la producción gasífera y del precio del petróleo que tuvo su efecto en la cotización del gas natural que disminuyó de casi $us 8 a 2.9 el millón de BTU.

En su visita a mediados de abril pasado, el vicepresidente Álvaro García Linera resaltó el crecimiento relativo de otros sectores de la economía tarijeña, al punto que en 2018 cerraron con “números azules”, en comparación a hidrocarburos.

García Linera se refirió a la agricultura en 3%, minería 1.4%, la industria manufacturera 1.6%, electricidad, gas y agua potable 4%, comercio  2%, transporte 1.3%, sistema financiero y bienes inmuebles  5%, restaurante y hotelería 3.8% y servicios de administración pública 6%.

Pese a todo, el presidente de Caincotar pidió a las autoridades gubernamentales generar políticas de desarrollo, como incentivos que se necesitan para impulsar las inversiones en el sector y al emprendedurismo, que podrá ayudar a superar ésta difícil situación.

Figueroa ve en la aprobación de la Ley de las Alianzas Público Privadas (APPs), que está estancada en la Asamblea Legislativa Departamental (ALD), como una alternativa para reactivar la economía tarijeña.
“Podría ser un buen comienzo para recuperar la economía porque hay un conjunto de problemas que hacen que la situación esté como esté”, enfatizó.

El delegado de la Agencia de Desarrollo de la Gobernación, Óscar Farfán, estimó que con las APPs se podría captar $us 2.000 millones de inversiones para encarar proyectos de impacto que necesita el departamento como parte de la diversificación económica.

Farfán, que fue exministro de Desarrollo Económico, indicó que ese monto se destinará a desarrollar la agroindustria en el Valle Central de Tarija y Bermejo, una planta de metanol en la provincia Gran Chaco, una megaplanta solar, construcción de represas, carreteras y otros de impacto a ser encarados en los próximos años.