Entrevista. El titular de la Agencia de Cooperación Internacional del Japón dice que la coyuntura económica del país es favorable para buscar nuevos socios y participación

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26 de noviembre de 2018, 9:00 AM
26 de noviembre de 2018, 9:00 AM

Manabu Ohara (51) tiene en sus manos las riendas de los nuevos desafíos que se plantean desde la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA). Serio y conciso en sus respuestas, el director de la institución en Bolivia resaltó que se halla buscando proyectos, incluidos los de iniciativa privada, donde enfocar su participación y así contribuir a mejorar la vida de los bolivianos y fortalecer las relaciones bilaterales entre ambos países a través de trabajo y nuevas oportunidades en los sectores con potencial.

Se cumplen 40 años de experiencias, aportes y nuevos conocimientos del JICA en Bolivia, ¿cuál es su lectura y balance respecto a este tiempo?

Con el Gobierno boliviano firmamos un convenio en 1978 y ahí empezó finalmente nuestra cooperación, donde se han ido desarrollando diferentes programas y donde trabajamos con distintos sectores, como el de salud, agricultura, transporte, educación y medioambiente a través de varios esquemas de cooperación técnica, cooperación financiera reembolsable y no reembolsable y el aporte de voluntarios. Ha sido un tiempo positivo y existen distintos ejemplos de nuestra cooperación.

De estos ejemplos, ¿cuáles son los que más resalta y en qué estado se encuentran?

Uno de ellos es la construcción del Hospital Japonés, donde también hemos realizado varios trabajos de cooperación técnica. Esta misma experiencia de Santa Cruz queremos trasladarla a otros departamentos de Bolivia -La Paz, Cochabamba, Potosí y Oruro- y su resultado se verá reflejado en la política del Gobierno central. Ese es un buen ejemplo, siempre trabajamos en búsqueda del mayor impacto posible en cada sector. Asimismo, desarrollamos el plan maestro de la construcción del aeropuerto Viru Viru y su financiamiento, con más de $us 100 millones.

Además, vemos que hay potencial para la agricultura y tenemos aportes en materia de carne bovina, cultivos y otros proyectos, como el que empieza el siguiente año sobre mejoramiento de la cadena productiva para agregar valor a los productos seleccionados; se trabajará desde la producción hasta el consumidor y nos enfocamos en el norte integrado y en los valles mesotérmicos.

¿Han cuantificado hasta ahora los proyectos y los aportes en financiamiento y cooperación técnica?

Es un poco difícil de calcular, al menos sobre la cooperación técnica no se puede dar cifras con exactitud, pero como JICA en cooperación de financiamiento -donaciones y préstamos- trabajamos con aproximadamente $us 1.800 millones, incluida la condonación de deuda, que asciende a cerca de $us 600 millones. Estamos evolucionando nuestro lineamiento.

Hicimos cooperación de financiamiento tipo donación; mantenemos este esquema, pero como el nivel de situación económica de Bolivia atraviesa un buen momento y va en ascenso, y como hay actores del sector privado generando inversiones, estamos buscando la manera de colaborar desde el sector público y el privado.

¿Esto significa que estarían abiertos a participar en asociaciones público-privadas, teniendo en cuenta que ya existen algunos ejemplos y se han anunciado nuevos proyectos?

De momento no tenemos mucha experiencia, pero estamos empezando y queremos participar en inversiones y colaboraciones, así como temas de responsabilidad social.

¿Cómo estarían aportando desde la perspectiva de la responsabilidad social?

Contamos con un programa de voluntarios que es muy importante. Hasta el momento, más de 1.200 voluntarios, que son ciudadanos japoneses, han contribuido en el desarrollo comunitario -escuelas, pozos sanitarios, desarrollo agrícola y otros-. Estas no son inversiones grandes, pero ellos, los voluntarios, consiguen ciertos impactos en cada lugar. Por eso esta cooperación o los programas también son una buena base para conseguir buena relación con los pueblos bolivianos, ya que contribuyen mucho al fortalecimiento de las relaciones bilaterales.

¿Y respecto a la capacitación del capital humano boliviano?

Es correcto. Invitamos a ciudadanos bolivianos a Japón para capacitarlos. Hemos enviado más de 6.000 profesionales a Japón y a otros países de la región. Existe una asociación de exbecarios y funciona como una bisagra para avanzar y conectar con personas importantes en Bolivia. Es una red de consultoría para mejorar nuestros proyectos o formular nuevos.

La política económica boliviana apunta a la industrialización y se percibe un enfoque hacia la agroindustria en Santa Cruz, ¿hay planes en agenda?

Como dije, empezamos proyectos de agricultura desde el próximo año. Estamos buscando la formulación de proyectos y vamos a invitar al sector privado. Creemos que podemos trabajar activamente con ellos. Hemos ofrecido y ofrecemos distintos programas de becas a profesionales, de los que se han beneficiado entidades como Cainco (Cámara de Industria, Comercio, Servicios y Turismo de Santa Cruz) y Cadex (Cámara de Exportadores, Logística y Promoción de Inversiones), cuyos miembros se han capacitado en distintas ramas.

Entonces, deseamos seguir otorgando oportunidades a funcionarios, incluidos el sector privado. De ahí no tenemos planes o programas concretos, pero JICA está listo y busca proyectos de iniciativa privada para poder invertir en ellos. Tenemos un esquema para considerar la cooperación en ciertos programas con el sector privado, aunque de momento no tenemos experiencia en Bolivia.

Así que coordinando con los empresarios queremos buscar y conocer cada sector y definir dónde asentar las inversiones. No tenemos un monto definido para estas participaciones debido a que, en principio, queremos lograr información de los sectores.

¿Cómo valoran el potencial que tiene Santa Cruz?

Nuestra cooperación trabaja con distintos sectores, pienso que Santa Cruz tiene mucho potencial en cuanto a producción, industria y comercio. Queremos organizar nuestros desafíos solucionando temas que existen aquí y así contribuir a la mejora de la vida en Bolivia. El próximo año (2019) se celebran 120 años de inmigración japonesa a al país y esto es una muestra de relación profunda entre Bolivia y Japón. Es a través del trabajo que queremos seguir fortaleciendo esos buenos vínculos.

¿Qué desafíos se plantea JICA para el futuro?

Como ya hemos aunado esfuerzos en estos 40 años de presencia formal y hay experiencias exitosas y dificultades superadas, podemos estar conformes con tener una base sólida. Hoy, reitero, nuestro enfoque está en la búsqueda de nuevos objetivos, nuevos socios y creemos que para lograrlo es muy importante utilizar o reactivar nuestras experiencias en los sectores que conocemos. Por ejemplo, en materia de salud queremos coordinar más trabajo, así como en agricultura tener mayor acercamiento con organizaciones, productores y universidades, como la universidad pública de Santa Cruz (Uagrm). Ya tenemos distintos socios de cooperación y junto a ellos también queremos avanzar en nuevos desafíos.

Concluir los proyectos que están vigentes, otro objetivo...

Sí, ahora estamos trabajando en la carretera a Okinawa que conectará a Santa Cruz, así como la iniciativa en tema de prevención de desastres y obras de protección de taludes en la Ruta Nacional número 7 (antigua carretera que conecta a Santa Cruz con Cochabamba).

Además, nos enfocamos en la mejora del transporte urbano de la capital cruceña, se conoce que ya entregamos el plan maestro el año pasado y coordinamos con el municipio para su avance; gestionamos la llegada de especialistas de Colombia y Brasil, quienes han compartido sus experiencias y hemos enviado ingenieros expertos a otros países para que puedan capacitarse e iniciar nuevos proyectos de cooperación triangular con estos países.

Ohara visitó la sala de Redacción de EL DEBER, donde se refirió a los aportes de JICA en Bolivia.