20 de agosto de 2023, 4:00 AM
20 de agosto de 2023, 4:00 AM


Este 16 de agosto falleció el doctor Luis Rubén Terrazas, día que debería ser recordado como una fecha histórica para los cruceños, pues posiblemente se trata de la partida del último patricio de la época de las luchas cívicas. Formó parte de una pléyade de hombres y mujeres que, con su esfuerzo y valentía, construyeron las bases de un modelo de desarrollo que, hoy por hoy, gozamos todos los cruceños, al igual de los que vinieron de otras partes, buscando un mejor futuro.

Cuando Santa Cruz de la Sierra se acercaba a rememorar el cuarto centenario de su fundación, la ciudad capital -desconectada de sus provincias por ausencia de buenos caminos-, vivía adormilada como a inicios del siglo XX.

Sin luz, agua potable, calles arenosas y sin teléfonos.
Fue entonces cuando la sociedad civil comenzó a organizar instituciones, con el único propósito de encontrar soluciones hechas a nuestra medida, sin incorporar el apoyo del andinocentrismo, que sólo miraba hacia el Pacífico y a sus minas. Es ahí que insurgen una élite de mujeres y hombres, con sus cualidades innatas de un ciudadano en todo el sentido de la palabra, que se presenta al servicio de su terruño.

Uno de ellos fue don Luis Rubén Terrazas Aponte, que ha muerto con 99 años de edad (1924-2023). Brillante abogado, asesor de muchas empresas y forjador de la creación y puesta en marcha de Cotas y CRE.
Fue un hombre cabal, apegado al cumplimiento estricto de la ley, tal como lo refleja una anécdota, que sucedió entre los años de 1957 y 1959.

En las negociaciones con el Gobierno sobre la ley de regalías de 1938, la propuesta final del Poder Ejecutivo era que un 6% de las mismas sean manejadas desde La Paz en obras para Santa Cruz y el 5% restante sea del uso directo de la región. Si bien la mayoría negociadora regional vio que era un avance, el doctor Terrazas se opuso aduciendo que no venían a la sede de gobierno a negociar la ley, sino a que se cumpla. Esta firme determinación no dejó de causar malestar entre algunos miembros de la comisión. Sin embargo, fue este simple hecho el que luego permitió que Santa Cruz obtenga el pago total del 11%, que le correspondía conforme a la ley de Germán Busch y Dionisio Foianini. Cuando se le preguntó a don ‘Lulo’ cuál fue el motivo de no contar esta historia, sólo respondió: “¡Para qué, yo tenía que hacerlo, no necesitaba aplausos!”.

Ese era el arquetipo del líder cruceño de entonces, una persona íntegra, con altos valores y principios morales, donde la palabra empeñada valía más que una firma, que sufrieron vejámenes de todo tipo, incluyendo exilios, escarnios, persecuciones e incluso ofrendaron vidas por una noble causa: defender los derechos cruceños y reivindicar las sanas aspiraciones que aseguren una mejor calidad de vida para sus habitantes.

La trayectoria de don Lulo Terrazas merece que una calle, avenida o algún monumento lleve su nombre. En cambio, como si fuéramos un pueblo acomplejado a veces se destacan a personajes extraños que nada tienen que ver con nuestra historia.

Hoy más que nunca debemos empoderar a nuestros líderes que fueron protagonistas de hechos muy notorios, tantas veces relegados por la historiografía “oficial” boliviana.

Que la despedida de este ciudadano cabal sirva de ejemplo para la actual dirigencia cruceña, que en muchos casos hoy se devanea con la figuración o evidencian pugnas internas por el manejo de la institucionalidad para usufructo propio, o si no, patentizan subterfugios para no molestar al poder central o local, con el único fin de seguir lucrando.

Sólo ciudadanos de la talla de Luis Rubén Terrazas, son los que precisa hoy más que nunca Santa Cruz y el país entero.

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