Se estrena en el Cinecenter y en Multicine Jungle, que retrata los días que el turista israelí Yossi Ghinsberg se extravió en 1981 en la selva amazónica del país. El actor británico que encarnó a Harry Potter se pone en esta ocasión en la piel de Ghinsberg 

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14 de junio de 2018, 4:00 AM
14 de junio de 2018, 4:00 AM

Yossi Ghinsberg tenía 21 años cuando concluyó el servicio militar de su país, Israel, y se propuso viajar por toda la Amazonia y conocer las tribus que la habitaban, y si podía, descubrir otras. Era 1981 y después de estar en Venezuela, Colombia y Perú, Ghinsberg llegó a Bolivia, y lo que parecía un trayecto más en su agenda, se convirtió en una pesadilla cuando estuvo perdido por tres semanas en la espesura del parque Madidi (al norte del departamento de La Paz), y por poco pierde la vida. 

Es una historia muy famosa que fue reproducida en el libro Back from Tuichi, escrito por el propio Ghinsberg (un volumen  exitoso en su país que produjo desde su primera edición la visita torrencial de israelíes que querían conocer el lugar por donde deambuló su compatriota) y que finalmente fue adaptado al cine, en una película que lleva por título Jungle, protagonizada por el actor británico Daniel Radcliffe, que se estrenó el año pasado y que desde hoy se exhibe en las salas del CineCenter  y del  Multicine de Santa Cruz. 

Experiencia
Jungle está dirigida por el australiano Greg McLean, que se hizo conocido en 2005 por la película de horror Wolf creek y que hizo cuatro películas más antes de hacerse cargo de este proyecto. 

Desde ya, hay que decir que Jungle no se filmó en suelo boliviano, sino que debido a costos y a las dificultades burocráticas, los productores decidieron llevarla a cabo en locaciones de Colombia y de Australia. 
Jungle está etiquetado como un drama de sobrevivencia, con una duración de 115 minutos y un presupuesto que llegó a los $us 883.744. 

El incidente
Ghinsberg viene cada cierto tiempo a Bolivia, la última vez fue en septiembre de 2016. “En 1981 ocurrió mi historia y fue un renacimiento, cambió mi vida completamente. Nunca me olvido de la gente que me salvó, poniendo en riesgo incluso sus propias vidas sin conocerme”, señaló en aquella ocasión. 

En la película (tal como se cuenta que pasó), Ghinsberg llega a La Paz, donde conoce a Karl Ruchprecter (Thomas Kretschmann), un austriaco que dijo ser geólogo y que le prometió guiarlo por la Amazonia boliviana hasta llegar a la tribu de los toromonas. El viaje lo hicieron en compañía del estadounidense Kevin Gale (Alex Russell) y el suizo Marcus Stamm (Joel Jackson).

Pronto los tres amigos sospecharon de que Ruchprecter no sabía realmente cómo contactar a los toromonas y decidieron retornar a la civilización, recordó. El grupo se dividió: Ruchprecter y Stamm decidieron continuar a pie, mientras que Ghinsberg y Wallace optaron por viajar por el río Tuichi en una rudimentaria barca que habían construido.

Del austriaco y el suizo no se volvió a saber nada, mientras que la embarcación en la que iban los otros dos se volcó; Wallace logró llegar a tierra y Ghinsberg fue arrastrado por la corriente y allí comenzó su aventura de 21 días de supervivencia. Una verdadera odisea que finalizó con un emotivo rescate.

Esfuerzos

Ya por los años 90, el israelí pensó en llevar su historia al cine, pero descubrió que “Hollywood es una máquina sin alma”, pues para hacer la película le pedían cambios sustanciales, incluida la nacionalidad del protagonista.
El proyecto se frustró por entonces, pero la idea resurgió hace unos 10 años y finalmente tomó cuerpo bajo la dirección de Greg McLean, con
Ghinsberg como productor ejecutivo.
La película significó un reto para Radcliffe, que aún continúa marcado por su carrera como Harry Potter. “Estaba interpretando a un personaje que durante gran parte de la película está solo, caminando y tratando de descubrir cómo mantenerse con vida y hacia dónde ir, así que se trataba de encontrar la forma de diferenciar esos momentos para que no pareciera una sola escena alargada”, dijo en una entrevista Radcliffe. 

Ghinsberg, que cuando viene a Bolivia trabaja con pobladores de distintos lugares, cree que la selva es un laboratorio de la vida: “La jungla es el último lugar intacto en la Tierra. Es contrario a la intuición, porque en nuestras mentes, el aumento de la población significa presión sobre los recursos y la escasez, pero es lo opuesto en el lugar más denso del planeta: hay abundancia. Cada especie gobierna su propio nicho para crear sinergia en lugar de competencia. Para mí, se trata de entender que estamos juntos como un ser vivo. Debemos aprender cómo trabajar juntos, luego todos sobrevivimos”, señaló el israelí.

Jungle se presenta como un reto tanto para el director como para el público, y desde hoy puede conocer mejor esa historia de un israelí que hizo camino mientras estaba perdido.