Largas esperas, incluso por años, o inversiones económicas, son algunas de las características de estas piezas que forman parte de los diversos universos de series y películas de superhéroes. La Collector Con será este fin de semana en Santa Cruz

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1 de agosto de 2019, 4:00 AM
1 de agosto de 2019, 4:00 AM

Cuenta la leyenda, que el mayor temor de un coleccionista es que al fallecer, su pareja venda sus preciados tesoros al precio que, en su momento, le dijo que costó. Entre risas y camaradería, esta es una de las pasiones de este grupo de amigos que conforman el Club de coleccionistas Santa Cruz, que este sábado y domingo organizan la tercera versión de la Collector Con.

El encuentro de seguidores de las figuras estará abierto al público y allí se exhibirán unas 3.000 piezas de más de 20 líneas de los universos Marvel, ya que esta exposición será un homenaje a Stan Lee.

Pero entre los expositores, no faltan quiénes han hecho ‘malabares’ de tiempo y dinero para conseguir esas ‘joyitas’ que les faltaba para completar algunas de sus colecciones.

Lo dan todo por Transformers

Juan Carlos Alcázar lleva cinco años coleccionando, sobre todo, personajes de la serie Transformers de los 80.

“Tengo 36 figuras y empecé porque se me prendió el bichito de tener las figuras de los personajes que miraba de niño”, contó. La que más le costó encontrar fue el Jetfire, un personaje que era un escéptico y se volvió autobot.

“Hay dos factores por los que me costó encontrarla: es una figura cara y de este tipo no llegan al mercado local, porque no es producido en grandes cantidades, además que está dirigido a un mercado coleccionista. Me lo trajeron de EEUU”, explicó.

Otro seguidor de este universo es José Miguel Clavijo que, en sus 21 años de coleccionista, cuenta con unas 400 piezas solo de Transformers. “La figura que más me ha costado conseguir es un constructicons que se llama Devastator. Se fusiona de seis maquinarias pesadas. El que tengo es de la tercera compañía Toyworld. Es el más grande que hay y el más fiel de la caricatura de los 80”, contó.

El coleccionista recordó que desde que salió el prototipo esperó unos cuatro años hasta que finalmente, si bien debió salir en febrero, la pieza vio la luz en diciembre. “Lo pagué en cuotas, ya que era bastante caro. Me costó unos $us 800, porque mide unos 47 cm de alto y pesa más de seis kilos”, señaló.

Marco Antonio Vargas también se dedica a buscar piezas de Transformers. Si bien recién comenzó esta pasión hace tres años, hasta la fecha cuenta con unas 35 figuras. “Yo fui contratado por el club de coleccionistas para dar una asesoría contable y me terminé quedando, porque es interesante la dinámica de cómo se manejan”, relató. Para él, la figura que tiene más importancia en su vida es la primera que adquirió, un Megatrón. Generalmente sus adquisiciones las realiza a través de una tienda en EEUU que le realiza el envío, aunque también, cuando hay algún estreno de la saga en el país, asiste a algunos supermercados que los traen por moda.

Diversas líneas

Con más de 2.200 piezas de diferentes líneas y universos, Alcides Avaroma puede ser considerado uno de los coleccionistas más grandes de Santa Cruz. Sus figuras las tiene distribuidas en toda una habitación de su vivienda.

“Empecé a reunir piezas en mi niñez, cuando me compraban mis padres, pero después de los 11 años dejé de hacerlo por temas de la pubertad, según mi padre (risas). En mi primer año de la universidad lo retomé y no lo solté más” recordó.

La que más le costó conseguir fue una Volcana de La liga de la justicia, de edición limitada. La buscó durante tres años. Le decían que la podía conseguir en La Paz, pero cada vez que iba lo mandaban de un lado a otro, pero nunca la encontró. “Me dije que, si quería completar la colección, tenía que hacérmela traer. No es la que más me haya costado en precio, sino en conseguirla. Precio en mano fue de $us 70 y eso que la adquirí barata, porque esa está arriba de los $us 120”.

Edgar Perozo lleva más de 15 años compilando distintas piezas de series como los Thundercats, aunque en su niñez, los autos Hot Wheels lo fascinaban.

“Entre mis diferentes colecciones, que son unas siete, tengo unas 500 figuras. Mi colección favorita son los Thundercats, una línea antigua que salió entre 1985 y 1987”, indicó. El cubil felino fue el que más le costó, por el precio, unos $us 300 y también porque por su tamaño tuvo que hacérselo mandar, desde EEUU, en varios viajes de un familiar suyo. ¿Valió la pena? Habrá que comprobarlo en la Collector Con.