Ícono del Hollywood de los últimos 30 años, la actriz estadounidense habla con el EL DEBER de 'La buena esposa', la cinta que se estrena el 30 de agosto en el país

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20 de agosto de 2018, 18:00 PM
20 de agosto de 2018, 18:00 PM

Suena el teléfono. Del otro lado de la línea, un emisario de la Academia Sueca levanta de la cama al escritor Joe Castleman para darle la noticia de que acaba de ganar el Premio Nobel de Literatura. Para Joe Castleman es difícil creer lo que está ocurriendo, menos para su esposa, Joan, que siempre estuvo segura de que su marido alcanzaría el éxito, pues durante 40 años luchó para ello, aunque eso le hubiera costado su propio talento, sueños y ambiciones para alimentar los de su carismático esposo.

Suena el teléfono. Del otro lado de la línea está Glenn Close, la gran actriz estadounidense, que interpreta a Joan Castleman en La buena esposa (The wife), filme dirigido por el sueco Björn Runge, que se estrena el jueves 30 de agosto en las principales salas del país. Close conversó con EL DEBER de su más reciente filme, que le ha valido algunas de las mejores críticas especializadas, desde que fue estrenado en el Festival de Cine de Toronto.

La buena esposa es la historia de un matrimonio duradero, construido con pasión, ambición y un enorme acuerdo mutuo que se viene abajo muchos años después. La película es un examen tierno y complejo de las relaciones en la edad madura, y una fascinante observación de la naturaleza humana en sus múltiples aspectos.

El filme cuenta con acertadas actuaciones de parte de Glenn Close y el actor galés Jonathan Pryce (el mencionado Joe), quienes se ven las caras por primera vez delante de las cámaras. Sus roles son complementados por un elenco poderoso, que incluye a Christian Slater (como el periodista que escribe sobre la historia de Joe Castleman), Max Irons (hijo del reconocido actor Jeremy Irons, que actúa de David, el hijo de la pareja), Annie Starke (hija de Glenn, que interpreta a Joan Castleman en joven y actúa por primera vez junto a su madre).

Repasa la trayectoria de Close

 

Relatada en parte en una época más reciente (en los años 90) y en flashbacks que se remontan a los primeros días de la relación de Joe y Joan entre los años 1950 y 1960, el arrasador pero personal drama es adaptado de la novela del mismo nombre de la escritora estadounidense Meg Wolitzer.

¿Cómo fue la experiencia de actuar en La buena esposa e interpretar el papel de Joan Castleman?

Fue muy interesante para mí, porque el personaje de Joan Castleman se convirtió en un verdadero reto. Intenté entender de dónde saca el valor una esposa como ella, que tiene que pasar por todo lo que pasó, y encontré que la clave de su fuerza radica en la confianza que transmite a su familia. Lo que ella hace es increí- ble, porque la historia se sostiene en sus acciones y decisiones. Es una mujer inteligente y de gran belleza que ha sacrificado sus ambiciones y su talento durante cuatro décadas. Su sacrificio es lo que la hace más grande. Fue un verdadero reto interpretar este papel, pero, afortunadamente, me acompañó un gran equipo.

¿Qué le parece el trabajo del director Björn Runge?

Bueno, disfruté mucho trabajando con Björn. Es una persona que entiende realmente las características de cada actor, de acuerdo con las necesidades del personaje. Nos conocimos en Nueva York, al inicio del proyecto; hablamos del guion de la película y de otros temas. Ahí fui cuando me di cuenta de que él era la persona indicada para dirigir La buena esposa, porque logró que confíe en su trabajo desde un principio. Björn es un director que sabe dónde poner la cámara y anticiparse a cada situación, además que sabe manejar las emociones de la audiencia, algo que es muy importante a la hora de llevar adelante una historia de este tipo. Estoy muy satisfecha con lo que ha hecho.

¿Cómo fue compartir un rol principal con Jonathan Pryce?

Me encanta Jonathan, es un maravilloso actor y fue un gran compañero de elenco. Es increí- ble que haya sido la primera vez que actuamos juntos y, además de eso, resultó muy curioso que la primera escena que filmamos fue la de la cama. Recuerdo que el director nos convocó para la primera toma, nos miró a ambos y nos dijo: “Vayan a la cama”. Y nosotros nos miramos y dijimos: “Ok, aquí vamos” (risas).

También fue la primera vez que actuó con su hija, Annie Starke. ¿Qué se sintió?

¡Ah!, la verdad se sintió muy hermoso. Ella desde niña ya demostraba condiciones para ser actriz, pero pasaron varios años hasta que se le dio la oportunidad. Y lo hizo sabiendo que en el mundo del cine puede ser un reto difícil tratar de surgir por tu cuenta siendo la hija de alguien famoso. Pero ella lo ha hecho maravilloso, yo la seguí de cerca todo el tiempo y he podido comprobar cómo ha superado sus temores para realizar un trabajo estupendo. Cuando hizo su primera escena estuve allí para desearle lo mejor y lo seguiré haciendo mientras pueda. Lo importante es que ha demostrado que sigue siendo ella misma. Para una madre vivir algo así es muy especial. Estoy muy orgullosa de ella.

Hija y madre comparten el mismo personaje en dos épocas diferentes. Asimismo, Max Irons, hijo de Jeremy Irons, hace de hijo del matrimonio Castleman, ¿qué le pareció Max en esta película?

A Max le tocó un papel muy difícil y estuvo a la altura de las exigencias. Las escenas que realiza junto a Jonathan y a mí son algunas de las mejores de la película.

Su hija ha dicho que Glenn Close se merece el Óscar por esta actuación. ¿Qué opina?

¡Oh, eso es muy lindo de parte de ella! Y sí, sé que ella piensa de esa manera. Sería muy bueno, ¿por qué no? Sé que no es la única persona que lo ha dicho, pero… tú sabes (risas).

¿Usted cree que un matrimonio debería ser un sacrificio, sin importar que dure más de 40 años?

Durante mucho tiempo he creído que el matrimonio es un sacrificio por sí mismo, sobre todo para la mujer. Todos los que hemos vivido con una pareja sabemos, de una u otra manera, de los sacrificios que se hacen por la persona a la que quieres, eso incluye aceptar cosas con las que no estás de acuerdo, pero que, por alguna razón, las callas. Es lo que ocurre con el personaje de Joan, una mujer que siempre estuvo ahí para ser la esposa, que siempre estuvo ahí por los hijos, que se entregó a su marido con pasión durante 40 años. Pero, llegado el momento, todo es diferente. Lo que hace esta película es motivarte a reflexionar si ese sacrificio valió la pena.

La película está basada en la novela de Meg Wolitzer. ¿La leyó? ¿Qué le pareció?

Sí, la leí. Me parece que es una buena novela. Meg tiene un buen sentido del humor. También creo que la novela tiene una estructura diferente en cuanto a la historia de la película. Digamos que es más blanco y negro. Y es más dura y directa en cuanto a la definición de algunos personajes. Por ejemplo, Joe es un auténtico desgraciado en el libro (risas), mientras que en la película adquiere algunas cualidades diferentes, de acuerdo con lo que requería el guion. No hay que olvidar que en toda adaptación se tiene que pensar en que la historia la verá la gente en pantalla grande y eso puede significar cambios sustanciales en la historia original.

Con respecto a la prominencia de las mujeres hoy en día, ¿qué piensa de los movimientos que las actrices están liderando en Estados Unidos?

Pienso que es el resultado de algo que venía gestándose desde hace tiempo, que llegó la hora de que las actrices también hagan escuchar su voz. Y estamos hablando de algo que ya no tiene marcha atrás, que las cosas ya no volverán a ser como antes, porque son muchas las mujeres que han reaccionado y están involucradas con la causa. Todo esto representa una auténtica revolución cultural y el comienzo de algo mucho más grande.

Luego de esa sentencia y antes de despedirse, Glenn invita al pú- blico boliviano a que disfrute de la película y que saque sus propias conclusiones de la historia. La actriz, recordadísima por su papel de Alex Forrest en Atracción fatal, junto a Michael Douglas y por su actuación de Cruella De Vil en 101 dálmatas, manda un saludo cordial y vuelve a sus actividades en su casa de Bedford, Nueva York (Annie vive en Los Ángeles). Ser una de las actrices que más nominaciones al Óscar ha recibido (seis) sin haberlo ganado, no le quita el sueño.

Su calidad profesional, demostrada con creces, la respalda.