Dirigió el Sistema de Coros y Orquestas (Sicor), la orquesta del Plan 3.000 y también trabajó en las poblaciones chiquitanas

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15 de junio de 2019, 4:00 AM
15 de junio de 2019, 4:00 AM

Bordeaba las ocho décadas. Aunque se encontraba en Perú, nunca cayó en el olvido boliviano.

“Hoy la música está callada”, dijo Rubén Darío Suárez Arana, presidente del Sistema de Coros y Orquestas (Sicor) y secretario general de la Asociación pro Arte y Cultura (APAC), sobre el deceso del francés Antoine Duhamel, su compañero de aventuras melódicas, al que invitó a trabajar en el país cuando se cansó de Europa. “Era algo gitano, hay que reconocer que no se quedaba quieto; pese a su edad, seguía soñando con nuevos proyectos”, lo recordó otro gran amigo, Arturo Molina, jefe de eventos especiales de la Alcaldía.

Duhamel trabajó en las orquestas de Urubichá y del Plan 3.000. “Pasó por el Sicor, también aportó a las orquestas de San José de Chiquitos, San Ignacio de Velasco, Santa Ana y de la Uagrm. Era un músico completo, dirigía, era compositor y arreglista. Más allá de la enseñanza artística, dejó un legado de valores, como la lealtad, el esfuerzo y lo que se logra cuando uno se propone algo. Su trabajo en Bolivia dio resultados rápidos, fue evidente el crecimiento musical”, agregó Molina.

“Pasaron los años y vimos los frutos en conciertos fabulosos, disciplina, amor, dedicación y sentido de pertenencia que cada estudiante lograba. Con él devoramos el Archivo Musical de Chiquitos”, dijo Suárez Arana.

El sacerdote Nicolás Castellanos, de Hombres Nuevos, también le dedicó unas palabras: “Con excelente profundidad puso en escena el acervo musical guarayo, chiquitano y mojeño. Ahora está en el cielo haciendo música”.