Escenas
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La música pierde al maestro Duhamel
Dirigió el Sistema de Coros y Orquestas (Sicor), la orquesta del Plan 3.000 y también trabajó en las poblaciones chiquitanas
Bordeaba las ocho décadas. Aunque se encontraba en Perú, nunca cayó en el olvido boliviano.
“Hoy la música está callada”, dijo Rubén Darío Suárez Arana, presidente del Sistema de Coros y Orquestas (Sicor) y secretario general de la Asociación pro Arte y Cultura (APAC), sobre el deceso del francés Antoine Duhamel, su compañero de aventuras melódicas, al que invitó a trabajar en el país cuando se cansó de Europa. “Era algo gitano, hay que reconocer que no se quedaba quieto; pese a su edad, seguía soñando con nuevos proyectos”, lo recordó otro gran amigo, Arturo Molina, jefe de eventos especiales de la Alcaldía.
Duhamel trabajó en las orquestas de Urubichá y del Plan 3.000. “Pasó por el Sicor, también aportó a las orquestas de San José de Chiquitos, San Ignacio de Velasco, Santa Ana y de la Uagrm. Era un músico completo, dirigía, era compositor y arreglista. Más allá de la enseñanza artística, dejó un legado de valores, como la lealtad, el esfuerzo y lo que se logra cuando uno se propone algo. Su trabajo en Bolivia dio resultados rápidos, fue evidente el crecimiento musical”, agregó Molina.
“Pasaron los años y vimos los frutos en conciertos fabulosos, disciplina, amor, dedicación y sentido de pertenencia que cada estudiante lograba. Con él devoramos el Archivo Musical de Chiquitos”, dijo Suárez Arana.
El sacerdote Nicolás Castellanos, de Hombres Nuevos, también le dedicó unas palabras: “Con excelente profundidad puso en escena el acervo musical guarayo, chiquitano y mojeño. Ahora está en el cielo haciendo música”.