La pintora inaugura hoy su exposición Flow, en el CBA; con ella fluye, pero se mantiene fiel al shock de colores intensos

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12 de octubre de 2018, 4:00 AM
12 de octubre de 2018, 4:00 AM

Esta vez, las figuras geométricas no están invitadas. Contra todo convencionalismo, y siguiendo el lema de Mihaly Csikszentmihalyi, se integra al flujo natural de las cosas, esta vez desde el arte.

En coherencia con esta lógica de libertad, María Zanutti (Alejandra Barbery) inaugura su exposición Flow. Será hoy, a las 19:30, en la galería de arte del Centro Cultural Boliviano Americano (CBA).

En cada una de las siete obras amorfas de acrílico sobre madera, Zanutti se rebela a la tradición de los bastidores, al dejar de lado el encasillamiento cuadrado. De sus estructuras amorfas resalta el encendido colorido, a modo de invitación al espectador a que fluya de manera orgánica y con alegría en la vida.

“Creo que todo lo forzado sale mal”, dice, sobre su apuesta por dejar ser a la inspiración. En el arte, le gusta practicar la deriva, el flaneur. “Fluyo. Cada vez experimento más. El arte me permite una suerte de liberación de mis sombras (miedos, fragilidades, creencias, etc.) y de mis luces. Cuando pinto, siento que hasta el alma brilla. La poesía y la pintura me acompañan en el viaje de la vida, pienso que el arte es – esencialmente – una consecuencia de crecer como persona”, sostiene.

Zanutti tiene todas las pretensiones de que su pintura siga siendo poesía, “sigue estando la poeta detrás”, aclara.

Desde esta nueva etapa, Zanutti sugiere a cada artista encontrar sus herramientas y maneras de expresarse, elegir su camino, independientemente de los gustos artísticos de la época en la que se enmarque.

Sobre el nombre de su muestra, Flow, María dice que eligió el idioma inglés a modo de hacer un guiño al CBA, “es celebrando la existencia de su galería de arte y de la movida cultural que lleva adelante, más en estos tiempos cuando nuestras autoridades n...”, deja la idea a medias.

Interacción

Esta noche, la apertura tendrá un plus, además de la deliberada entrega amorfa. “Voy a intervenir un cuadro junto a 6 o 7 niños, con el ánimo también de plantear una exposición interactiva. Y porque al mismo tiempo también estoy diciendo algo, que el arte y la cultura son importantes para el desarrollo de nuestra sociedad. Deben estar presentes en la educación y experiencia de los niños y niñas”, adelanta.

En esa incansable sed de probar cosas nuevas, Zanutti reconoce que hay una necesidad obsesa de ir más allá con respecto a su propio arte, “casi es una búsqueda desenfrenada de llevar la pintura más allá”.

Muy aparte de desafiarse a sí misma al dejar volar la inspiración, Zanutti tiene una característica. “Escribo y pinto a diario, hay una disciplina en ello. Me gusta la labor de trabajo en soledad que permite el día a día en el taller. Reconozco que cada vez pierdo menos tiempo en dar explicaciones. Voy a lo que voy de manera libre”, dice, en concordancia con la sensación de movimiento constante que genera, más que nunca, en esta muestra.

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