El director ítalo-boliviano estará hoy en la exhibición. Lo invitó el cine forum de Cafh. La entrada es gratuita. Después de la película hablará con el público

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25 de agosto de 2018, 4:00 AM
25 de agosto de 2018, 4:00 AM

El director de Mi socio dio su autorización sin dudar cuando le pidieron permiso para exhibir su película El día que murió el silencio. Luego, el organizador del Cine Forum de Cafh, Fernando Moreno, lo llamó para invitarlo a la charla que sigue a la película y también aceptó. Hoy estará en la avenida Trinidad No. 259, a las 17:00.

¿Qué espera de esta exhibición?

Espero que haya gente joven. Que la nueva generación que no conoce las películas clásicas del cine boliviano vuelvan y empiecen a retomarles cariño. Hay una responsabilidad grande del Ministerio de Educación. Hay telecentros en colegios en todo el territorio, tecnológicamente bien equipados. Podrían mostrar una película una vez al mes, una sesión de cine nacional para los jóvenes.

¿Qué significó para usted El día que murió el silencio?

Tuvo una distribución internacional importante. Viajó por diferentes festivales. Tuve la suerte, con esta película, de encontrar una distribuidora internacional en Alemania. Por eso le tengo un especial cariño. Fue la primera con la cual pude contar con la actuación de un actor de afuera, Darío Grandinetti. Con ella volví al cine después de 12 años, desde Los hermanos Cartagena, que fue una película que se estrenó en plena hiperinflación de la UDP. Esa época coincidió con el surgimiento de canales privados de televisión, así que hice un largo paréntesis televisivo. Volví a hacer El día que murió el silencio 12 años después. Fue como empezar de nuevo. Fue el primer largometraje de mi segundo ciclo.

¿Qué hizo en su ciclo en la televisión?

Empecé en Telesistema Boliviano, que luego se llamó Unitel. Era encargado de programación. Fue una experiencia linda y larga en la que tuve la posibilidad de empezar de cero e incursionar en varias actividades. Teníamos por ejemplo un programa los sábados, un ciclo de películas clásicas presentadas por Pedro Suzs. Era el Cine Club TV. Pensaba hacer producción nacional, pero Bolivia es un mercado pequeño. Era conveniente para los canales comprar enlatados. Fue una frustración, porque la idea era hacer producción en ficción, hacer road movies y series. Pasaron muchos años hasta que el año pasado pude realizar una serie para televisión; fue la primera temporada de Sigo siendo el rey.

¿Podemos decir que estamos frente a un cine boliviano nuevo?

Sí, hay nuevas generaciones con gente muy talentosa, más formada debido a circunstancias como internet o las universidades. La tecnología ayuda y ha disminuido la dependencia tecnológica del exterior. El formato digital ha democratizado el acceso al cine. El problema es que no es suficiente para recapturar la atención y el favor del público. Hay óperas primas que están logrando llamar la atención en festivales, como Viejo calavera. El tema de la mina no es novedoso, pero lo toca con una estética diferente. Este año se van a estrenar algunas películas. Ojalá logre alguna volver a encabezar la taquilla nacional.

Entonces, ¿tenemos buen cine, pero el público no está acompañándolo?

Más o menos es así. Hay películas que tienen buena calidad, además la nueva tecnología en algunos casos permite hacer productos que no tienen nada que envidiar a los productos de afuera. Hay películas de diferente género. Hemos superado limitaciones, pero el público no responde. Las películas cruceñas tienen repercusión básicamente en Santa Cruz, las paceñas gustan en occidente. Es difícil encontrar una que cumpla y acapare la atención a escala nacional.

¿Cómo les fue a sus películas con el público?

En los años 80 y 90 cada estreno era un acontecimiento, pero hoy se pierden porque hay hasta 180 películas por año en las multisalas. Chuquiago y Mi Socio tuvieron 300.000 espectadores. Ni una sola ha bajado de 100.000 espectadores. Ahora el promedio de una película nacional exitosa son 18.000, 20.000 espectadores como gran cosa.