El artista inaugura esta noche una muestra de 34 pinturas de gran formato, en las que la vegetación regional es protagonista. En todas las salas de Manzana 1

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6 de noviembre de 2018, 4:00 AM
6 de noviembre de 2018, 4:00 AM

Tito Kuramotto es una de las figuras más representativas de las artes plásticas cruceñas. Con seis décadas de trayectoria, ha logrado plasmar como pocos la esencia del habitante de esta tierra. Para ello, se ha valido de las múltiples herramientas que ha ido recolectando a lo largo de su carrera, acompañando los cambios y haciendo frente a los desafíos de la modernidad, manteniendo en cada una de sus creaciones el sello de un hombre que se dedica con pasión a retratar su entorno.

El artista vuelve a exponer en las galerías locales, esta vez en Manzana 1, con una muestra que se inaugura esta noche, desde las 20:00. Se trata de una colección de 34 pinturas de gran formato y con paisajes o elementos de la naturaleza como eje temático. Con óleo sobre lienzo el pintor recrea árboles de toborochi, tajibo, motacú, bejucos, helechos, así como escenas y colores de la geografía oriental que le es familiar. El haiku, que es parte de su obra, canaliza su sentir y pensamiento.

Con 77 años y más de 60 de carrera, Kuramotto es uno de los artistas bolivianos más destacados. Posee una obra diversa que ha recorrido y acompañado la historia de Santa Cruz a través de sus relatos sobre los personajes de Santa Cruz y sus íconos culturales, como el tacú, carretón, trapiche, pero también de la naturaleza y del arte abstracto.

La libertad es lo que hoy provoca mayor satisfacción a Tito Kuramotto Medina. “El arte, actualmente, es bastardo. Una obra no tiene valor, porque, lamentablemente ha desaparecido esa línea que dividía la creación artística de cualquier cosa que se hacía llamar arte. Ahora es muy difuso todo. Sabemos que los núcleos artísticos han crecido y se han extendido por toda la ciudad. En cambio, antes todo se reunía en un solo lugar. Los intereses en general y el gusto artístico han cambiado. Como dice Mario Vargas Llosa, la civilización del espectáculo se lleva por delante todo. Si uno quiere que algo sea conocido o que su obra sea valorada por el público, tiene que hacer un show. A mí me repugna eso”, expresa Kuramotto.

 

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