Rodrigo Aragão. Es un cineasta y maquillador profesional, especializado en efectos especiales que ha producido seis películas de terror en Brasil, donde se ha convertido en todo un referente de este género. Estuvo en el país dictando un taller sobre efectos especiales

El Deber logo
12 de mayo de 2019, 4:00 AM
12 de mayo de 2019, 4:00 AM

A penas tenía10 años cuando el cineasta y artista de efectos especiales, Rodrigo Aragão, le encontró el gusto por asustar a las personas. Es algo que disfruta al máximo, por ello a sus 17 años comenzó a hacer máscaras de terror y fantasía.

“Ya llevo 32 años asustando a la gente. En mi infancia comencé haciendo disfraces de terror con material que encontraba en la cocina de mi mamá y salía luego a asustar a mis vecinos y parientes. Me fascinaba hacerlo”, expresa.

A sus 42 años, y con 25 de trayectoria en el mundo del terror, ya ha logrado posicionarse como un referente de las películas de ese género no solo en su país, sino fuera de él, dado que sus cinco filmes estrenados, han sido promocionados en más de 130 festivales, alcanzando un total de 26 premios y reconocimientos.

La magia de su padre

Su padre era mago y propietario de un pequeño teatro, por lo que creció rodeado de magia, efectos especiales y maquillaje de fantasía. Como en Brasil no hay escuelas donde se enseñe a hacer efectos especiales, Aragão se hizo prácticamente solo. Aprendió empíricamente y se especializó en las máscaras de terror. Ello le valió para que en 1994 fuera invitado a participar en su primera película donde fungió como artista de efectos especiales y maquillaje para un cortometraje llamado La Leyenda de Proitner, seguido de Vampicida, en 1996.

Luego decidió empezar a producir sus propias películas. Su debut como director primero fue en teatro, con la puesta en escena de una obra de terror llamada Mausoleo, interpretada de 2000 a 2003. Y así siguió con sus propios proyectos, cortometrajes y largometrajes.

En Manglar negro, su primer pequeño filme de terror, estrenado en 2008, utilizó la parte trasera de su casa en Guaraparí como un lugar del manglar. En su producción y rodaje no gastó ni $us 20 mil. El filme rápidamente comenzó a circular por diferentes festivales, causando un revuelto en ese género, que hasta ese entonces solo tenía a José Mojica Marins (Zé do Caixão) como su único representante. Él, junto con Aragão, le abrieron las puertas a otros directores de filmes terroríficos en su país natal.

Luego Aragão produjo y dirigió otras cinco películas de horror que son La noche del chupacabras (2011), Mar negro (2013), Las fábulas negras (2015), La selva negra (2018) y El cementerio de las almas vivientes, que se encuentra en etapa de edición y que será estrenada en 2020.

“Me encanta la fantasía en el cine y todas mis historias están inspiradas en las leyendas populares latinoamericanas. Me apasiona hacer que las personas tengan una reacción física ante algo que no existe. Hacer cine de fantasía es como soñar despierto y creo que la gente necesita soñar”, remarca el destacado cineasta y maquillador profesional brasileño que, para este último filme considerado el mayor de todos sus trabajos, estuvo al frente de un equipo de 40 personas.

Con bajo presupuesto

Para quien dirigió su primer largometraje de su carrera con menos $us 20 mil, haber dispuesto de $us 700 mil para encarar su sexta película es como haber tenido a su cargo una millonaria superproducción.

“Es muy importante para mí estar en Bolivia haciendo este taller y enseñando todo lo que sé porque en Brasil no hay escuelas para hacer efectos especiales y como no tuve quién me guiara, tuve que hacerme solo y aprender experimentando. Quedo feliz de mostrarle a los estudiantes que con poco presupuesto es posible hacer buenos efectos especiales con materiales que son a bajo costo y que están dentro de la realidad de nuestros países en Latinoamérica”, remarcó.

Dijo estar encantado con los escenarios que ha visitado en La Paz y Santa Cruz y, más aún, con las leyendas bolivianas que pueden servir para inspirar muchas películas de terror. Está seguro que del grupo que participó en el taller saldrán excelentes profesionales para hacer buenos filmes y poner el nombre de Bolivia en alto.

Enfocado en su museo

Aragão que lleva más de 25 años de carrera profesional ha decidido armar un museo con todas las criaturas, monstruos, objetos y muñecos, que ha utilizado en sus diferentes películas.

Será una exposición itinerante que la llevará primero por su ciudad natal, de Guarapari, en el litoral sur de Espíritu Santo y luego por diferentes ciudades de Brasil. Espera también poder traer su muestra a Bolivia.

Tiene 60 muñecos de tamaño real y otros más pequeños. Todos están guardados en un galpón que está en su productora Fábulas Negras. Algunos de ellos no se encuentran en buen estado, por lo que se encuentra restaurando varios de los más antiguas, especialmente algunos de los que tienen movimientos para dejarlos en buen estado.

Su familia

Rodrigo está casado con la productora chilena Mayra Alarcón. Tiene dos hijas, Caroliny y Alicia. La mayor es actriz y está en todas las películas que su padre ha realizado, ya sea como extra o como una de las protagonistas, como es el caso de su última película donde ella es la estrella. La joven es la modelo preferida de su padre en las pruebas de maquillaje y efectos especiales. Es frecuente verla con el rostro cubierto de escaras, llevando un ‘tiro en la frente’ o alguna otra creación de su padre.

2. Cerebro al aire. Uno de los grupos creó el efecto especial de un encéfalo fuera de la cabeza.
3. Extraterrestre. Esta criatura celeste, fue creada por otro de los grupos. Fue una de las que más gustó a Aragão.
4. Diablo. Una criatura del infierno fue otra de las máscaras más destacadas.
5. La bruja verde. Causó sensación entre los participantes.
6. Marciano Los alumnos se lucieron con esta creación. Pocas críticas hizo Aragão a los trabajos.
7. Engendro. Otra criatura demoniaca que fue creada durante el taller.