Antepasados. El Bon Odori es un encuentro entre japoneses y bolivianos en torno a una celebración que honra a las almas de los que han partido

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19 de octubre de 2018, 4:00 AM
19 de octubre de 2018, 4:00 AM

El verano es la época elegida por los japoneses para honrar los espíritus de sus antepasados durante la realización del festival del Bon Odori u Obon.

Esta costumbre fue traída a Bolivia por los primeros inmigrantes del país del sol naciente en la década de los 50 y, desde entonces, es utilizada para estrechar los lazos de la cultura japonesa con la comunidad boliviana.

Este año, la celebración en Santa Cruz está fijada para mañana en las instalaciones del Centro Social Japonés. Allí, los residentes japoneses desplegarán una muestra de lo mejor de su arte y cultura, en un despliegue que busca estrechar lazos con la comunidad. El encuentro será a las 19:00.

Relato de la fiesta

Ataviadas con yukatas, vestimenta de verano en la tradición japonesa, las bailarinas mueven sus cuerpos al rítmico golpe de los taikos o tambores. Es todo un despliegue de energía, fuego y colores que quiere mostrar a los participantes lo mejor de la gastronomía, danzas y artes de la cultura japonesa.

La celebración toma su máximo impulso al llegar la noche, pues se cree que esa es la hora precisa en que los espíritus pueden visitar a sus familias en el plano terrenal. Su permanencia es de dos días, en los que el baile y las comidas son la manera de demostrar alegría en una bienvenida que une a las familias.

Todo transcurre con puntualidad. Las familias encienden faroles esféricos que personifican el alma de sus difuntos. Los blancos distinguen a los que han partido recientemente y los otros colores a quienes ya llevan bastante tiempo en el plano de los difuntos.

En el centro del escenario está colocada la torre, desde donde el son musical guía los pasos de los bailarines, porque al transcurrir las horas los invitados que no son japoneses se suman a la danza. Otros prefieren saborear las delicias preparadas por la comunidad Nikkei, que es como se denomina a los japoneses migrantes y sus descendientes.

Integración

Si bien el Bon Odori acompaña a los inmigrantes japoneses, difundiéndose a todas las latitudes del mundo, en las comunidades más grandes en Sudamérica se encuentran en algunas ciudades de Argentina y Brasil. Un claro ejemplo de ello es la gran fiesta que aglutina a miles de bailarines en La Plata.

En Bolivia, las celebraciones se iniciaron en la colonia de San Juan de Yapacaní, para luego trasladarse a la capital cruceña con los primeros japoneses que llegaron a residir en ella.

De allí surgió la necesidad de crear una institución que difunda las actividades de la cultura japonesa y su idioma. Ello se hizo realidad con la fundación del Centro Nikkei de Santa Cruz, en septiembre de 1956.

Años más tarde, en 1965, fue renombrado como Centro Social Japonés de Santa Cruz, adquiriendo personalidad jurídica.

Actividades del festejo

Así como algunos dedican bastante tiempo para ensayar los pasos, preparar los trajes, marcar las demostraciones de artes marciales y aprender los ritmos con el tambor, hay quienes se dedican a elaborar los platillos que se servirán en la velada.

El sushi casero o enrollado de arroz y verduras; la okinawa soba y la yakisoba, que son sopas; las populares yarumakis o empanaditas; el yakitori o pacumutos de pollo y el udon, que es parecido a un guiso de fideos, son los platillos predilectos de los asistentes que quieren degustar de esta gastronomía.

Los niños son atrapados por la vista de deliciosos dulces, como el mochi, el manju y el karinto, además de otros manjares con los que se quiere agasajar a los visitantes.

El festejo de mañana tendrá una muestra de animé, artesanías tradicionales, exposición de ikebanas, el baile de los leoncitos, el despliegue de artes marciales y otras demostraciones de la cultura japonesa.

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