Exploración. La prueba comenzó días atrás en la Estación Espacial. La esfera está programada para reconocer y trabajar con un tripulante alemán

El Deber logo
8 de julio de 2018, 4:00 AM
8 de julio de 2018, 4:00 AM

Un robot con inteligencia artificial y forma de pelota, apodado ‘cerebro volador’ y entrenado para trabajar con un astronauta alemán, llegó a la Estación Espacial Internacional (EEI) hace 10 días, a bordo de la cápsula Dragon, de la compañía SpaceX.

La decimoquinta misión de reabatecimiento de la EEI a cargo de Spacex tiene hitos para ser recordada: la entrada en funciones del robot, la reutilización de la nave Dragón y del cohete transportador Falcon 9, la instalación de una mano de repuesto para el brazo robótico de la estación, un experimento sobre el estrés de las plantas y un estudio contra el cáncer.

Una prueba histórica
Sin embargo, y aunque modesta en sus capacidades en esta primera versión de campo, la pieza clave entre el material que llevó Dragon es un aparato del tamaño de una pelota de baloncesto llamado Cimon (siglas en inglés de Compañero Móvil Interactivo de la Tripulación).

Según Manfred Jaumann, directivo de su fabricante, Airbus, es un ‘cerebro volador’, una máquina que hace recordar pares entre humano y computadora, que a lo largo de décadas de cine de ciencia ficción se complementaron en el control de naves de transporte, cazas rebeldes y otros artificios. 

La activación de Cimon representará “un momento histórico”, pues será el primer robot de su tipo en interactuar con personas en el espacio, dijo Christian Karrasch, jefe de proyectos en el Centro Aeroespacial Alemán.

Cimon fue entrenado para reconocer la voz y la cara de Alexander Gerst, un geofísico de la Agencia Europea Espacial de 42 años. 
Flotando a la altura de los ojos de los astronautas, puede detectar con su cámara frontal si la persona que tiene enfrente es Gerst u otra persona. También fue diseñado para interpretar el estado emocional de Gerst y obedecer sus comandos de voz.

Cuenta con una decena de propulsores que lo ayudan a evitar choques mientras flota en el módulo Columbus del laboratorio espacial. Aunque los seis tripulantes de la EEI pueden hablar con Cimon (en inglés), fue entrenado para trabajar mejor con Gerst.

El principal objetivo de este vuelo será demostrar si la tecnología detrás de Cimon funciona, pues el robot guiará a Gerst en varios procedimientos, incluso mostrándole fotos y videos si así lo requiere.

Gerst también podrá preguntarle cosas más allá del simple procedimiento del que estén hablando. Cimon está equipado con un micrófono, una cámara infrarroja, dos baterías y, quizás lo más importante, un botón offline.   

Una vez activado ese fuera de línea, nada de lo que Gerst diga se transfiere al servidor de IBM en la Tierra. Cuando se enciende, las grabaciones de voz se reactivan. 

El cine lo adelantó, pero el tiempo dirá qué tanto los robots se integran a la exploración espacial.