Imprescindible de visitar. Se encuentra en Estocolmo y en él se revive los momentos memorables del grupo sueco más éxitoso. Incluye objetos que usaron los cuatro integrantes y espacios interactivo que hacen más placentera la visita

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3 de febrero de 2019, 4:00 AM
3 de febrero de 2019, 4:00 AM

Estocolmo la capital de Suecia, tiene una belleza natural que embriaga a todo visitante. Conocida como la Venecia del Norte y orgullosamente llamada por sus habitantes como “belleza sobre el agua”, es una fascinante urbe construida sobre 14 islas e interconectada con 57 puentes. Canales, agua, edificios históricos, neoclásicos y modernos, con hermosos parques y bosques completan el panorama de la capital del premio nobel. Ella además desde 2010, ostenta el título de ser la primera ciudad designada como “capital verde europea”, por su compromiso, sus políticas y estrategias de respeto al medio ambiente de manera sostenida.

En el imaginario colectivo hablar de Suecia, es sinónimo del mejor grupo de pop salido del país nórdico, por lo que para quienes gustan de su música una parada ineludible es el museo de ABBA.

El museo de ABBA es una verdadera máquina del tiempo, un culto a la música, donde uno revive los momentos memorables del grupo sueco, en el museo también se encuentra un área donde está el “Salón de la Fama de la Música Sueca”.

ABBA estaba conformado por dos parejas, la de Benny Andersson con Anni-Frid Lyngstad (conocida como Frida) y Björn Ulvaeus con Agnetha Fältskog. El primer nombre original del grupo fue Björn & Benny, Agnetha & Anni-Frid, el cual era demasiado largo y de difícil pronunciación, por lo que decidieron cambiar al nombre “ABBA”, el acrónimo formado por las primeras letras del nombre de cada miembro, Agnetha, Björn, Benny y Anni-Frid.

Aunque algunos se aventuren a pensar que su unión fue una casualidad del destino, está claro que esto no fue resultado del azar, sino parte de un lento proceso de reconocimiento y búsqueda de identidad musical, que les ayudó a conformar uno de los más genuinos y exitosos grupos de la década de los 70.

Desde muy jóvenes los cuatro tenían sólidas carreras y una marcada inclinación musical, por lo que además del amor, el romance y el matrimonio entre las dos parejas, su lazo y unión inquebrantable en el tiempo, es su gran pasión por la música.

Con gran agilidad y talento natural Benny tocaba el piano y Björn la guitarrista, Agnetha de pelo rubio contrastaba con Anni-Frid de pelo oscuro, con suaves y potentes voces, ambas compartían la responsabilidad de dar vida a las letras que el grupo componía.

El museo es un gran atractivo turístico y se caracteriza por utilizar tecnología de punta para lograr que todos los visitantes disfruten de una experiencia única, interactiva y dinámica.

En la parte exterior del ingreso se ubica un photocall, con las figuras de los miembros y uno puede poner la cara en el cuerpo de Agnetha, Benny, Björn o Anni-Frid y así llevarse una foto de recuerdo de la llegada al lugar.

Al interior del museo, el recorrido va de la mano de un audioguía, con el que revivimos detalles de la historia musical del grupo, uno de los eventos más importantes al inicio de su carrera, fue sin duda su triunfo en el XIX Festival de la Canción de Eurovisión en 1974, el cual los lanzó rapidamente a la fama internacional. En una pantalla gigante muestran la presentación al vivo que realizaron el 6 de abril de 1974 en Brighton, Reino Unido, donde interpretaron la canción Waterloo, que los llevo al primer lugar del certamen musical.

Avanzando el recorrido nos encontramos con la ‘sala dorada’, en una de sus paredes se exhiben una gran variedad de portadas de los discos lanzados en diferentes países del mundo y frente a ellos están expuestos los icónicos trajes que el grupo utilizó en diferentes conciertos, giras y grabaciones de videos. La ropa, los zapatos y las botas de plataformas, se destacaban por ser originales, extravagantes, coloridos, con lentejuelas y mucho brillo, los trajes están en maniquís y debajo de ellos están las fotos originales del momento que lo usaron. Como anécdota, años después se supo que estos eran así como parte de un plan financiero, para beneficiarse de una ley sueca que les permitía deducir impuestos por su vestimenta, ya que eran atuendos utilizados en su trabajo.

En otro ambiente destacan unas extensas vitrinas con sus diferentes premios, reconocimientos y artículos originales.

Abundantes fotografías, recortes, portadas de periódicos, revistas, recuerdos y relatos de la historia personal y del grupo nos sumergen en el mundo artístico de ABBA.

También nos topamos con una sala dedicada a su primer gran éxito Ring Ring, en ella destaca un poster de ellos con teléfonos rojos y una mesa con un teléfono rojo de la época de los 70, donde ocasionalmente uno puede recibir una llamada de cualquiera de los integrantes.

El piano de Benny y la guitarra de Björn forman parte de los instrumentos musicales que usaban y que allí también se guardan.

Asimismo, destacan varias recreaciones significativas como: -Polar Studio totalmente equipada, donde el grupo grabó muchos de sus grandes triunfos.

-Los camerinos de sus giras, llenos de luces, espejos y todos sus accesorios de maquillaje y vestuario.

-En una pared resalta el famoso helicóptero, de la portada de su disco “Arrival”, en su interior están los carismáticos miembros del grupo.

-Otra pared tiene autos incrustados que representan al “Folk Park”, en el que oficialmente se da el primer encuentro de los músicos Benny Andersson y Björn Ulvaeus, en junio de 1966.

-Un banco verde, delante del mural con la foto célebre del banco en el parque, que protagonizó la portada de su álbum de Grandes Éxitos de 1976.

-Finalmente, hay una hermosa réplica de la cabaña de campo de la isla de Viggsö, donde los integrantes se retiraban a componer las melodías y letras de sus grandes éxitos.

Vitrinas. Las portadas de todos los discos del grupo editadas en diversas partes del mundo

Espacios interactivos

En el museo hay un escenario ambientado a un concierto al vivo, con pantallas gigantes del grupo cantando, con el público ovacionando y donde uno puede ser parte de la puesta en escena, hacer la coreografía y cantar junto a los hologramas de Agnetha, Björn, Benny y Anni-Frid, al son de Dancing Queen o Mamma Mia. En lo personal fue el momento más vibrante de la visita, por un instante uno vive en propia piel la alegría de su música y se siente el quinto integrante de ABBA, cantando y bailando al son de sus melodías.

Otros salones tienen pequeños estudios de grabación, con pistas musicales del grupo, una especie de karaoke, donde las visitantes podemos grabar nuestra propia canción al son de la agrupación.

Uno de los lugares más fotografiados del museo, es el de las figuras de cera de los integrantes, inmortalizados de una manera tan real, que uno siente la energía musical y el glamur de su presencia.

Es innegable el impacto e influencia de Abba en las nuevas generaciones de músicos suecos, ellos abrieron una gran ventana de oportunidades en la industria, convirtiendo a los músicos suecos en grandes exportadores de composiciones.

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