Los investigadores han descubierto que las rayas de este color tienen un efecto 'antitábano'. Las franjas disminuyen la polarización de la luz reflejada por el cuerpo humano, haciéndolo menos "apetitoso" para los tábanos

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16 de enero de 2019, 15:29 PM
16 de enero de 2019, 15:29 PM

La cebra halló una astucia para evitar a los tábanos, cubrirse de rayas, un truco que también funcionaría en los humanos, según un estudio publicado este miércoles en la revista Royal Society Open Science.

El estampado de la cebra fascina a los científicos desde hace un siglo y hay una multitud de hipótesis para explicar esta evolución del animal, como que serviría para confundirse entre las sombras de la sabana y su vegetación, para molestar a los animales durante la caza, controlar su temperatura...

Después de haber estudiado diferentes suposiciones, unos investigadores estadounidenses concluyeron en 2014 que si a la cebra le surgieron las rayas fue para proteger a su especie de las picaduras de la mosca tse-tse y de los tábanos.

Abundando en este descubrimiento, Gabor Horvath, investigador en la universidad Eotvos Lorand de Budapest, sugirió la hipótesis de que las bandas blancas con las que se cubren en algunas ocasiones algunas comunidades de Nueva Guinea, Papúa, África y Australia podrían tener un efecto similar.

El investigador y su equipo expusieron entonces a los insectos ávidos de sangre a tres maniquíes humanos de plástico "visualmente equivalentes a modelos vivos": uno marrón oscuro, otro marrón oscuro pero con rayas blancas y un último beige claro.

El investigador consideró que no era necesario exponer a humanos a las picaduras, pues "cuando los tábanos eligen a sus objetivos, lo más importante son los referentes visuales".

Tras varias semanas de exposición, "nuestro modelo humano marrón era 10 veces más atractivo para los tábanos que el modelo marrón con rayas blancas", explicó a la AFP el investigador, añadiendo que "el modelo beige, que servía de testigo, atraía dos veces más a los tábanos que el modelo marrón con rayas".

Este efecto "antitábanos" no se aplicaría solo a las franjas blancas, sino a cualquier tipo de motivo. Según los investigadores, disminuyen la polarización de la luz reflejada por el cuerpo humano, haciéndolo menos "apetitoso" para los tábanos. Cuando más fino y repetitivo es el motivo, más efectivo resulta.

Para el investigador, incluso aunque las poblaciones adeptas a pintarse el cuerpo no lo hacen para protegerse de las picaduras, sino por motivos sociales y culturales, se trata de "un ejemplo de evolución de comportamiento y de adaptación al medio ambiente"; pues estas pinturas permiten disminuir el riesgo de transmisión de agentes patógenos y de enfermedades peligrosas.