Antes de la llegada de Stroessner, el país tuvo una serie de gobiernos inestables, con un sistema de partido único durante muchos años. La democracia paraguaya es "de muy baja calidad, con altísimos niveles de corrupción.

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1 de febrero de 2019, 12:39 PM
1 de febrero de 2019, 12:39 PM

Paraguay cumple el sábado sus primeras tres décadas de democracia. Pese al fuerte crecimiento económico, la pobreza no baja y el partido del ex dictador Alfredo Stroessner mantiene su presencia hegemónica en el país. "Hubo un círculo fatal en esta sucesión de gobiernos desde la apertura democrática que hizo que hoy gobierne el hijo del secretario del dictador (Mario Abdo Benítez)", señala Alfredo Boccia, autor de varios libros sobre la dictadura del general Stroessner (1954-1989).

Pero, ¿por qué sucedió esto? "Por una singularidad de la transición paraguaya. En 1989 cayó el dictador pero siguió en el gobierno el mismo partido que lo sostuvo durante 35 años (Colorado) y la oposición fue incapaz de romper su (hegemonía)", subraya Boccia. El Partido Colorado gobierna el país sudamericano desde finales del siglo XIX, salvo un mandato presidencial entre 2008 y 2013, cuando se aliaron el Frente Guasú y el Partido Liberal, que llevó a Fernando Lugo al poder.

Antes de la llegada de Stroessner, el país tuvo una serie de gobiernos inestables, con un sistema de partido único durante muchos años. La democracia paraguaya es "de muy baja calidad, con altísimos niveles de corrupción en todos los niveles, lo que impide que el Estado se modernice y sea eficiente", sentencia el historiador.

Como el gobierno no ha previsto ningún acto oficial, ONGs y familiares de víctimas celebrarán frente al palacio presidencial el fin de la dictadura del general Stroessner, derrocado el 3 de febrero de 1989 por un golpe militar. Tras el cruento golpe militar, Stroessner fue obligado a partir a un exilio dorado en Brasil, donde murió en 2006. Tenía abierto un proceso por muerte y desaparición forzada de opositores.

Legado de exclusión

"30 años después queda un sabor agridulce porque este es un país con enormes déficits sociales que heredó de la dictadura pero que no supo enmendarlos. Sigue siendo un país muy pobre y muy desigual, que va a tientas en la construcción de una sociedad participativa", asegura Boccia.

Durante la campaña política del grupo de Abdo Benítez resonó la frase "recuperar los puestos públicos para los colorados", en contraposición al sistema de méritos que había impuesto el anterior gobierno de Horacio Cartes (2013-2018), un rico empresario tardíamente afiliado al Colorado.

Todavía es posible ver en las calles de Paraguay calcomanías con la frase "Era feliz y no lo sabía" de los nostálgicos de la dictadura, que siempre aseguran que durante el stronismo había seguridad y que la gente vivía mejor, con prosperidad. Esto último es refutado por el economista Pablo Herken.
 "Solo en los años 70, con la firma del tratado de Itaipú (la represa construida con Brasil), hubo una etapa de gran crecimiento económico, con tasas del 8% al 12%, pero eso terminó en 1981. Desde ese momento fue un desastre", considera el economista.

Las reservas monetarias bajaron de 900 a 230 millones de dólares, "Paraguay entró en recesión económica a partir de 1982 y hubo tanto robo que Paraguay entró en default en 1986. No hubo otro gobierno más corrupto que el stronista", asegura Henkel.

En los años 80, las marchas y manifestaciones contra la dictadura eran frecuentes.  
"La lucha política y la insatisfacción de la sociedad tenía relación con el clima de deterioro económico. Los empresarios sufrían porque el sistema de cambio múltiple del dólar generaba una corrupción extraordinaria", asegura Henkel.

Pablo Herken asegura que luego del golpe de estado, en febrero de 1989 llegó el "golpe económico". El gobierno tomó la decisión del dólar único y eso generó confianza y condujo a la baja el dólar, lo cual fue un impacto positivo inmediato en la economía. Desde 2004, Paraguay mantiene un proceso de consolidación ininterrupido. "En los últimos 15 años, el promedio de crecimiento es de 4,5%, en un escenario de caída de las economías de Brasil, Argentina y con las peores crisis de América Latina", explica Henkel.

Paraguay cerró el 2018 con una tasa de crecimiento del 4%, y con el nivel más bajo de deuda de toda América Latina, según la calificadora Fitch. El sector agroexportador de soja sostiene el crecimiento, sin que permita sin embargo reducir la pobreza, que en 2017 afectaba al 26,4% de la población.