Desde el altar instalado en el Phoenix Park dublinés, Francisco se disculpó por los abusos de poder, de conciencia y sexuales cometidos por los sacerdotes

El Deber logo
26 de agosto de 2018, 12:23 PM
26 de agosto de 2018, 12:23 PM

El papa Francisco concluyó este domingo su visita de dos días a Irlanda, afectada durante décadas por abusos sufridos por menores y mujeres, con una misa de despedida en Dublín ante unas 300.000 personas, que le escucharon entonar un sentido "mea culpa" por esos desmanes cometidos por miembros de la Iglesia católica irlandesa.

Inesperadamente, el pontífice, antes de iniciar la eucaristía de clausura del IX Encuentro Mundial de las Familias, celebrado esta semana en la capital, leyó un mensaje en el que volvió a pedir perdón a las miles de víctimas y supervivientes irlandeses.

Desde el altar instalado en el Phoenix Park dublinés, Francisco se disculpó por los abusos de poder, de conciencia y sexuales cometidos por los sacerdotes, por las instituciones religiosas y por la jerarquía de la Iglesia en la isla, donde antaño tuvo un poder enorme y su influencia se extendía a todas las capas de la sociedad.

El papa, ataviado con una túnica verde, el color de Irlanda y estampada de diseños celtas, recordó que este sábado se reunió con ocho víctimas y que después de ello quería "poner delante de la misericordia del Señor estos crímenes y pedir perdón por ellos".

Así comenzó Jorge Bergoglio el largo e intenso acto de contrición por los "abusos cometidos en diferentes instituciones dirigidas por religiosas y religiosos y otros miembros de la Iglesia".

Entre los asistentes a la misa estaban el presidente irlandés, el laborista Michael Higgins, y el primer ministro, el democristiano Leo Varadkar, quien ha recordado al papa durante esta visita que la "nueva Irlanda" y su institución deben "firmar un nuevo pacto en el Siglo XXI" para dejar atrás su lado más "oscuro".

No ha sido un viaje fácil para el papa argentino, pues aunque su agenda giraba en torno al Encuentro de Familias, el tema de los abusos se convirtió en el centro de atención, con la presión añadida de grupos de supervivientes y del propio Gobierno de Dublín para que efectuara gestos al respecto.

Francisco insistió hoy, fuera del guión establecido, en que pedía perdón "por los casos de explotación laboral a los que fueron sometidos tantos menores" en Irlanda.