Francisco se detuvo en la localidad de Cortine donde visitó las casas prefabricadas donde han sido alojadas cerca de 450 personas y entró en tres de ellas, en las que viven ancianos con quien se detuvo a charlar algunos minutos

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16 de junio de 2019, 15:49 PM
16 de junio de 2019, 15:49 PM

El papa Francisco visitó hoy Camerino, una de las localidades más afectadas por el terremoto de 2016 en el centro de Italia que causó numerosos derrumbes y miles de personas quedaron sin hogar, y pidió que nadie se olvide de ellos.

"He venido hoy para estar cerca de ustedes. Estoy aquí para orar con ustedes a Dios, para que nadie se olvide de quién está en problemas. Ruego al Dios de la esperanza, para que lo que es inestable en la tierra no sacuda la certeza que tenemos dentro", dijo Francisco durante en la misa que celebró en la plaza Cavour de Camerino.

Francisco lamentó "que existe el riesgo de que, después de la primera participación emocional y mediática, la atención disminuirá y las promesas terminarán y quedarán en un segundo plano, aumentando la frustración".

A su llegada a la zona, Francisco se detuvo en la localidad de Cortine donde visitó las casas prefabricadas donde han sido alojadas cerca de 450 personas y entró en tres de ellas, en las que viven ancianos con quien se detuvo a charlar algunos minutos.

Francisco les pidió que no abandonen la esperanza y después dirigió unas palabras al resto de los habitantes de este pueblo que aún espera ser reconstruido, y les aseguró que "hubiera querido visitar a cada uno de ellos.

El obispo de Camerino, Francesco Massara, invitó al papa a visitar esta zona ya que "al terremoto de la ciudad se une el terremoto de abandono, de orfandad que vive la población", pues se sienten abandonados por las instituciones encargadas de apoyarlos después del desastre natural.

Massara había explicado que de 500 iglesias, 356 son inutilizables y más de 3500 obras de arte están en los almacenes.

El papa también visitó la catedral de Camerino que sufrió graves daños en el terremoto de 6,5 grados en la escala Richter del 30 de octubre de 2016.

El pontífice argentino tuvo que llevar un casco blanco de los bomberos para poder entrar en la iglesia que está aún en fase de reconstrucción y se detuvo a rezar ante la imagen de la Virgen situada junto a un montón de escombros.