La Coordinadora de Pueblos Indígenas de la Cuenca Amazónica declaró personas no gratas a Jair Bolsonaro y a Evo Morales. Francia y Alemania apuntan a líder brasileño

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24 de agosto de 2019, 4:00 AM
24 de agosto de 2019, 4:00 AM

Una densa humareda cubría ayer la ciudad de Porto Velho, en el corazón de la Amazonia, a raíz de los incendios que mantienen al presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, enfrentado con las principales potencias europeas.

Los pueblos indígenas declararon personas no gratas a Bolsonaro y a Evo Morales por sus políticas de deforestación que están devastando la Amazonia.

Porto Velho y sus 600.000 habitantes volvieron a amanecer bajo un cielo ennegrecido por el humo de los incendios forestales próximos a la ciudad, capital del estado amazónico de Rondonia, que limita con Bolivia, en la que también parte de la selva está ardiendo.

En un sobrevuelo por la zona, EFE constató la escasa visibilidad que dificulta el tráfico aéreo y la magnitud de los incendios en la selva profunda, a unos 65 kilómetros de distancia de Porto Velho, donde avanzaba un vasto frente de fuego de unos dos kilómetros de extensión que desprendía una humareda que llegaba a unos 800 metros de altura.

El paisaje estaba matizado por áreas que visiblemente fueron deforestadas con anterioridad, pero también por la ceniza de la vegetación que el fuego ha consumido en los últimos días.

Reclamo internacional

El impacto causado por los incendios en un mundo cada vez más sensible a la emergencia climática ha sido enorme y movilizado hasta a líderes políticos de algunas de las potencias europeas. El más enfático ha sido el presidente francés, Emmanuel Macron, quien ayer amenazó con vetar el acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea (UE) y Mercosur si Brasil no cumple sus compromisos con el cuidado de la Amazonia.

Antes, respaldado por la canciller alemana, Ángela Merkel, el líder francés ya había anunciado que llevará lo que considera como una “crisis internacional” a la mesa de los líderes del G7, en la Cumbre que celebran este fin de semana en Biarritz. Bolsonaro había respondido a esa intención de Macron, mediante una serie de mensajes en las redes sociales en los que censuró lo que llegó a calificar de “mentalidad colonial”. El líder de la ultraderecha brasileña criticó, además, el “tono sensacionalista con el que se refiere a la Amazonia (usando hasta fotos falsas)”, que no contribuye en nada en la solución del problema”.

Envío de militares

Jair Bolsonaro firmó ayer un decreto mediante el cual autoriza el empleo de las Fuerzas Armadas en el combate a los incendios forestales desatados en la Amazonia, que alarman a buena parte de la comunidad internacional.

El decreto, divulgado por la Presidencia, dice que las Fuerzas Armadas participarán en “acciones subsidiarias en las áreas de frontera, en las tierras indígenas, en las reservas federales de conservación ambiental y en otras áreas de la Amazonia Legal”, como se conoce a un conjunto de zonas protegidas. Según el texto, los militares también participarán en “acciones preventivas y represivas contra delitos ambientales” y en el “combate a los focos de incendios”.

Indígenas alertan

A través de un comunicado enviado a EL DEBER, la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (Coica) declaró personas no gratas a los presidentes Jair Bolsonaro, de Brasil, y a Evo Morales, de Bolivia, por la devastación de la Amazonia y demandan la declaratoria de emergencia ambiental y humanitaria ante la falta de voluntad de los gobiernos de ambos países para proteger a los pueblos indígenas y a la biodiversidad.

Según un documento firmado por entidades originarias de Ecuador, Perú, Colombia, Venezuela, Bolivia, Brasil, Guyana, Surinam y Guayana Francesa, los indígenas alertan que, de continuar con los incendios en la Amazonia, se ponen en riesgo a 350 grupos indígenas, 6,7 millones de km2 de bosques, 44.000 especies de plantas, 2.200 especies de animales, 10% de la reserva de carbono del planeta, 2.500 especies de peces de agua dulce, 11.000 años de asentamientos, 1.000.0000 km2 de ecosistemas acuáticos, 17 al 20% del agua dulce del planeta y 34.000.000 de personas afectadas directamente.