El líder norcoreano se comprometió a desnuclearizar la península coreana, pero sin plazos. Trump propone retirar a los 30.000 soldados que su país tiene en Corea del Sur

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13 de junio de 2018, 4:00 AM
13 de junio de 2018, 4:00 AM

Kim Jong Un abandonó ayer el aeropuerto de Singapur con la bolsa llena de logros diplomáticos. A su vez, Donald Trump llegó a Washington tras haber logrado sentar en una mesa a uno de los dictadores comunistas más recalcitrantes del mundo.

El líder norcoreano obtuvo más de lo esperado en la cumbre de Singapur. Para comenzar, el acuerdo entre ambos mandatarios establece un débil compromiso de desnuclearización de la península coreana, que además implica un compromiso de desarme incluso para Corea del Sur, un enclave para Estados Unidos frente a la poderosa China.

Pero no solo esto. En una sorprendente conferencia de prensa posterior a la cumbre que duró más de una hora, Trump dijo que quería traer a casa a los aproximadamente 30.000 soldados estadounidenses que están estacionados en Corea del Sur.

Retomando un tema que había criticado en la campaña presidencial, pero que preocupa a los aliados en Corea del Sur y Japón que dependen de la defensa estadounidense, Trump dijo: “Quiero sacar a nuestros soldados. Quiero traer a nuestros soldados a casa”.

También pidió un alto unilateral a los ejercicios militares estadounidenses “muy provocadores” con Corea del Sur, alegando que eran “muy caros” y que Estados Unidos paga por “la gran mayoría de ellos”.

Ambos puntos venían siendo reclamados por Pekín y Pyongyang desde hace décadas. Trump lo ofreció sin más durante el espectacular encuentro.

Una buena noticia para el mundo es que la histórica cumbre entre Trump y Kim Jong Un abrió un nuevo capítulo en las relaciones entre EEUU y Corea del Norte, y estuvo llena de gestos amistosos y declaraciones optimistas.

Los dos dirigentes se reunieron durante más de cuatro horas en el hotel Capella de la isla de Sentosa, y firmaron una declaración en la que se comprometieron a desarrollar nuevas relaciones para “la promoción de la paz”.

“Trump se compromete a ofrecer garantías de seguridad a la República Popular Democrática de Corea, y el presidente Kim Jong Un reafirmó su firme e inquebrantable compromiso para la desnuclearización de la península de Corea”, reza la declaración.

El acuerdo, que acaba de momento con el último legado de la Guerra Fría, establece que las negociaciones entre los dos países van a continuar, pero no aporta ni detalles ni un calendario para la desnuclearización de Pyongyang.

“Corea del Norte no prometió nada más de lo que promete desde hace 25 años”, comentó a la AFP Vipin Narang, profesor del Massachusetts Institute of Techonolgy. 

Analistas e historiadores creen que existe una posibilidad pero recuerdan que el régimen de Pyongyang tiene un historial de promesas incumplidas. En 1994 y en 2005 se cerraron acuerdos que nunca se aplicaron.

Finalmente, la cumbre le brinda a Kim Jong Un un oxígeno político absolutamente valioso para una de las dictaduras comunistas más feroces del mundo, donde las violaciones a los derechos humanos, los campos de concentración y la persecución de disidentes están plenamente institucionalizados. 

“Derechos Humanos fueron discutidos y serán discutidos en el futuro”, dijo Trump.