En el futuro, las velas solares podrían facilitar la exploración profunda del espacio.

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24 de junio de 2019, 4:00 AM
24 de junio de 2019, 4:00 AM

En cohete SpaceX Falcon Heavy despegará hoy de Florida, Estados Unidos, y colocará en el espacio un satélite del tamaño de una rebanada de pan cuyo único sistema de propulsión será un enorme cuadrado de poliéster brillante, una “vela solar”.

Durante décadas, la idea de un “velero espacial” no era más que el sueño de algunos científicos, pero recientemente el asunto se ha vuelto una realidad.

Parece una locura: impulsar una nave a través del vacío del espacio sin motores, sin combustible ni paneles solares, pero aprovechando en cambio el impulso de los fotones, paquetes de energía que constituyen las partículas elementales de la luz, en este caso provenientes del Sol.

El dispositivo que se lanzará hoy, llamado LightSail 2, fue desarrollado por la estadounidense Planetary Society, organización que promueve la exploración espacial y que fue cofundada por Carl Sagan en 1980.

Pero el concepto básico detrás de esta “vela solar” es en realidad mucho más antiguo. En los albores del siglo XVII, “Johannes Kepler habló de navegar entre las estrellas” dijo el director de la Planetary Society, Bill Nye.

En 2010, la agencia espacial de Japón lanzó una vela solar a la que llamaron Ikaros. Intentos de otros países y organizaciones no han logrado probar completamente el concepto.