Desde hoy, el Gobierno de Lima exige un permiso especial para ingresar a territorio peruano. Se agrava la crisis de cientos de miles de venezolanos que huyen de su país por la crisis económica y la represión estatal

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15 de junio de 2019, 4:00 AM
15 de junio de 2019, 4:00 AM

Unos 12.000 venezolanos llegaron a Perú en los últimos tres días, en vísperas de que Lima empiece a exigirles visa y pasaporte, mientras otros miles hacían filas este viernes para ingresar en el puesto fronterizo con Ecuador.

“Ayer (jueves) ingresaron 5.600” venezolanos a Perú, dijo a la AFP Regina de la Portilla, portavoz de ACNUR, la agencia de refugiados de la ONU, mientras trabajaba con decenas de funcionarios peruanos y de varias organizaciones internacionales atendiendo a estos migrantes en el puesto fronterizo de Tumbes.

Alegando razones de seguridad, el Gobierno peruano anunció la semana pasada que los venezolanos necesitarán a partir de este sábado una visa humanitaria y pasaporte para ingresar a Perú, donde ya hay unos 800.000 migrantes que escaparon de la aguda crisis en el otrora próspero país petrolero.

Los 5.600 del jueves se suman a otros 6.000 que entraron en los dos días previos, según el gobernador de Tumbes, Wilmer Dios.

En los últimos meses ingresaban a Perú un promedio de 1.500 venezolanos por día, según la Superintendencia de Migraciones, casi todos por el paso de Tumbes después de cruzar Colombia y Ecuador.

El puesto fronterizo funcionó durante toda la noche recibiendo a gotas grupos de venezolanos que, a veces caminando, llegaban desde el lado ecuatoriano. Después del amanecer, el centro operaba este vienes a plena capacidad.

“Yo veo el centro de atención hoy más lleno que ayer”, dijo De la Portilla.

Hasta ayer a la medianoche los venezolanos podían ingresar presentando solo documento de identidad, sin necesidad de visa.

Desesperados

En el puesto fronterizo los venezolanos aprovechaban para usar el baño o darse una ducha, comer algo, descansar y ser vacunados, para luego continuar hacia Lima, un trayecto de 1.300 km por la ruta Panamericana, u otras ciudades.

Familias con niños contrataban taxis, pero muchos otros optaban por caminar cargando su exiguo equipaje hacia el primer destino: la ciudad de Tumbes, 21 km al sur de la frontera.