Una serie de reportajes que Glenn Greenwald y su equipo vienen publicando desde junio, basados en una filtración de conversaciones privadas, han puesto duda la imparcialidad del exjuez Moro

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31 de julio de 2019, 21:19 PM
31 de julio de 2019, 21:19 PM

Decenas de grupos de derechos humanos manifestaron su apoyo en Brasil al periodista estadounidense Glenn Greenwald este miércoles, luego de que el presidente Jair Bolsonaro lo calificara de “militante” y sugiriera que podía ir a prisión.

Greenwald, que vive en Rio de Janeiro, es el cofundador del portal The Intercept Brasil, que desde inicios de junio viene publicando reportajes centrados en conversaciones privadas que ponen en duda la imparcialidad del exjuez y actual ministro Sergio Moro al juzgar el caso que llevó a prisión y excluyó de la contienda electoral al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.

El periodista, que fue parte del equipo que entrevistó al fugitivo estadounidense Edward Snowden en 2013, le dijo a la AFP el mes pasado que desde que comenzaron las publicaciones había recibido amenazas "grotescas" que también se extendían a su esposo brasileño y a sus hijos adoptivos.

Un comunicado suscrito por 26 grupos de derechos humanos y de libertad de prensa rechazaron este miércoles "la onda de ataques y amenazas" contra Greenwald y otros miembros de The Intercept Brasil.

“Libertad de prensa y de información son los pilares de la democracia, ellos trascienden a diferencias políticas y deben ser garantizados y protegidos a todo costo”, afirmaron Reporteros sin Fronteras, Human Rights Watch y PEN International, entre otros.

Miles de periodistas, artistas y activistas se reunieron en Rio de Janeiro el martes en un acto para demostrar su apoyo a Greenwald, horas después de que Bolsonaro lo calificara de “militante”.

El sábado, el presidente cuestionó el trabajo del periodista y dijo que “podría ir preso en Brasi”.

Los mensajes publicados por The Intercept, que afirma haberlos recibido de una fuente anónima, sugieren una intimidad entre el entonces juez Moro y la acusación, comandada por el fiscal Deltan Dallagnol, lo que podría según muchos juristas comprometer la imparcialidad de sus decisiones.

Moro, al mismo tiempo que no reconoce la autenticidad de los mensajes, niega que éstos reflejen cualquier irregularidad y se mantiene firme en su cargo con el respaldo del presidente Jair Bolsonaro.

El exjuez -que abandonó la magistratura para ser ministro del nuevo gobierno- afirma ser víctima de “hackers” que buscan revertir los resultados de la operación Lava Jato, que desde 2014 puso a prominentes políticos y empresarios tras las rejas.

Cuatro personas fueron arrestadas la semana pasada en Sao Paulo por la supuesta invasión de teléfonos celulares de autoridades brasileñas y Moro los vinculó a la fuente anónima de The Intercept Brasil.

Sin embargo, el portal de noticias mantiene su fuente y la forma en que obtuvo las conversaciones bajo secreto.