La medida es impopular y ha provocado una serie de protestas. Las autoridades promueven la incineración, ceremonias en el mar y 'entierros ecológicos'

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31 de julio de 2018, 11:15 AM
31 de julio de 2018, 11:15 AM

Ante la falta de espacio en los cementerios, China intenta dejar atrás la tradición de enterrar a los muertos en ataúdes con medidas gubernamentales de fomento a la incineración o con prácticas más duras como el decomiso y destrucción de los féretros.

La prensa local se hizo eco hoy de una de las últimas polémicas medidas puestas en práctica en la provincia de Jiangxi (sureste), cuyo Gobierno ha prohibido enterrar a sus muertos como manda la tradición y ha confiscado a la fuerza todos los ataúdes.

En las fotografías publicadas en prensa y a través de las redes sociales aparecen montañas de féretros a punto de ser destruidos, y personas mayores metiéndose en ellos como protesta y para evitar que se los quiten.

Según la tradición china, el difunto ha de viajar al más allá de la forma más intacta posible y es por ello que el enterramiento es la práctica que se considera más adecuada.

Pero en los últimos años se ha intentado cambiar esta concepción, ya que en muchos lugares la falta de espacio la hace insostenible, especialmente en las grandes ciudades donde ya es obligatorio incinerar a los cadáveres.

Quedan reductos en algunas zonas rurales, donde incluso existe todavía la tradición de comprar o construir el ataúd a medida en vida y guardarlo en casa hasta la muerte para atraer la longevidad y la buena suerte.

Entre ellas en muchas aldeas de Jiangxi, donde en los últimos meses trabajadores del Gobierno han entrado en las casas de las personas a la fuerza para hacerles cumplir la ley emitida hace seis meses y que estipula que desde septiembre estará prohibido enterrar a los muertos en ataúdes por lo que no se puede poseer ni fabricar un féretro.

Desde que se introdujo la medida en la zona, se han entregado voluntariamente unos 5.800 féretros y otros tantos han sido decomisados por las fuerzas de seguridad.

Esta medida, calificada por la prensa local como "bárbara e impopular" ha creado una fuerte polémica entre la población que no entiende que los intereses económicos se pongan por encima de las tradiciones.

"¡Son bandidos que roban las propiedades privadas de la gente!", apuntaba a través de la red social Weibo una usuaria llamada Na Wa.

Otro, Ni Cheng, amenazaba con actuar: "¿Quien hizo esta política? ¡Voy a excavar las tumbas de sus antepasados sin falta!".

Desde el Gobierno se promocionan funerales alternativos, como los entierros verdes, aquellos que ocupan menos tierra o consumen menos recursos y usan materiales biodegradables. Entre ellos está el esparcimiento de las cenizas en el mar o su enterramiento cerca de los árboles.

Según la Oficina de Asuntos Civiles de Pekín, los entierros ecológicos en la capital del país representaron el 44 % de todos los entierros el año pasado.

El Ministerio de Asuntos Civiles emitió recientemente una directriz a nivel nacional que establece un objetivo para que las ceremonias verdes constituyan el 50 % del total anual para 2020.

Para ayudarle a la gente a cambiar de mentalidad, en algunos lugares se están lanzando incentivos monetarios como el plan llevado a cabo en Wenling (provincia oriental de Zhejiang), donde se les paga mensualmente a las personas que eligen un entierro en el mar.

Así, los mayores de 70 años que adopten este plan recibirán una remuneración mensual basada en la edad que oscila entre los 100 yuanes (unos 15,80 dólares) al mes hasta los 400.

"La reforma de enterramiento ecológico es la tendencia. Ahora en los campos hay muchos montes de tumbas. Los muertos no deben combatir con los vivos en la ocupación de la tierra.

La reforma del Gobierno tiene buen objetivo y hace falta una divulgación y normas más positivas", apuntaba Hui Min, otro internauta que aboga por la necesidad de adaptarse a los nuevos tiempos.