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9 de mayo de 2018, 4:00 AM
9 de mayo de 2018, 4:00 AM

Ya nada parece sorprender. El Estado contrató a una empresa con oficinas precintadas y con juicios laborales, a la que le pagó Bs 1,3 millones por la ceremonia en la que se encendió la antorcha de los Juegos Odesur. Es un hecho que rebasa toda imaginación y que debería tener sanciones severas y urgentes. En cambio, sorprende más que los responsables dicen que ni siquiera estaban enterados de tales irregularidades. Las explicaciones, en vez de aclarar, solo tiñen más el procedimiento utilizado para la contratación de bienes y servicios.

Sin duda hay un esfuerzo del municipio para trasladar mercados y ordenar la ciudad. No obstante, en ese afán, participan funcionarios de otras reparticiones de la Alcaldía, cuyo trabajo no está relacionado con el  tema de abastecimiento; es decir van a desarrollar misiones muy alejadas de aquellas para las que fueron contratados. Ya lo había denunciado el exdirector de un museo. Tal práctica es riesgosa y hasta poco considerada con profesionales que podrían dedicar toda su energía a cumplir roles adecuados a su especialidad, en vez de otros que desempeñan para no perder su trabajo. Es lamentable  lo que pasó con el servidor de una empresa desconcentrada, que perdió un ojo en la refriega con los gremialistas.

Dejar la queja y mirar proactivamente la realidad es una cualidad que muestran algunos empresarios jóvenes en el suplemento Dinero. Ellos tienen una mentalidad diferente de la que todos tendríamos que aprender. Siempre habrá circunstancias adversas cuando se trata de emprender y concretar sueños. Lo importante es dejar de sentirse víctima y empezar a buscar soluciones creativas para que nada detenga el avance. 

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