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16 de mayo de 2018, 4:00 AM
16 de mayo de 2018, 4:00 AM

La incursión de empresas nacionales en Paraguay puede tener una doble lectura. La positiva es que hay una saludable tendencia de internacionalización de algunas compañías bolivianas, lo que implica entender la lógica de la globalización y que es imprescindible expandirse hacia otros mercados. Se comenzó con uno parecido culturalmente al cruceño como es Asunción y queda claro que se compite con chance en el exterior. La otra lectura puede resultar de alguna manera preocupante, ya que mostraría indicios de que algunos capitales nacionales preferirían afincar el grueso de sus operaciones en un mercado más favorable que el de Bolivia para invertir, dejando en el país sus actividades secundarias. Y es lógico, Paraguay está mucho mejor que nuestro país en el ranking de libertad económica, tiene menor presión tributaria, menos costos laborales y una estabilidad interesante. Obviamente, el terreno ideal para emprender, sobre todo cuando en Bolivia cada vez se hace más difícil hacerlo.

No habrá Dakar en 2019. El Gobierno tendrá, por lo tanto, un espacio menos para buscar rentabilidad electoral y la oposición un tema menos para desgastar al gobernante. En los cinco años que tuvimos rally, Bolivia promocionó uno de sus principales enclaves turísticos como es el salar de Uyuni. Es el mayor beneficio de un emprendimiento que recibió elogios y críticas.

De los cuatro clubes semifinalistas ligueros, dos son paceños, uno orureño y uno cochabambino. Ninguno de los seis cruceños (casi la mitad de los cupos) entró a esta fase, en un torneo medianamente regionalizado. ¿Incide la altura? Probablemente. Pero es evidente que tampoco se armaron planteles como para disputar el título. Ojalá la historia cambie en la segunda parte del año.

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