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9 de agosto de 2018, 4:00 AM
9 de agosto de 2018, 4:00 AM

Un informe de la Felcc señala que en San Matías, desde 2008, se han producido 34 asesinatos atribuibles, en su mayoría, a ‘ajustes de cuentas’ por asuntos ligados al narcotráfico. La capital de la provincia Sandoval también sufre los efectos del contrabando y por la vulnerabilidad de su extensa y poco vigilada frontera con Brasil. Son más de 3.000 km de extensión que, como ‘tierra de nadie’, favorecen las actividades ilícitas y a la gente del hampa que, en cuanto comete sus fechorías, se ‘hace humo’ tras el límite fronterizo. Unos esporádicos ‘megaoperativos’ militares y policiales son apenas paliativos en la conflictiva zona donde la presencia del Estado boliviano debe dejarse sentir permanentemente.

En Bolivia creemos tener rica, variada y abundante fruta. Pero resulta contradictorio que la importación registre un crecimiento del 157% y que, por ese concepto, el año pasado sumara más de $us 20 millones, según el INE. Desde Chile llegan en abundancia manzanas, uvas, peras y kiwi mientras que, en contrapartida, el palmito, la piña y la banana de Chapare pierden sus mercados de exportación. La producción frutícola boliviana demanda mayores políticas de fomento y tecnología más moderna para volverse competitiva.

Como él mismo lo admitió luego del susto tremendo que pasó, el brasileño Amarildo vivió para contarla después de un cuadro de hipotermia y un paro cardiaco que sufrió el pasado fin de semana en el intermedio del encuentro que su equipo Destroyers jugó en Warnes con Wilstermann en una tarde muy fría y lluviosa. El dramático caso desnudó graves imprevisiones en la cobertura médica y abre interrogantes que necesitan respuesta: ¿en los estadios bolivianos hay un desfibrilador a mano y las ambulancias que prestan servicios en esos escenarios cuentan con personal idóneo y están equipadas con lo indispensable? La duda nos asalta...

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