Opinión

A propósito del cordón ecológico

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22 de abril de 2019, 4:00 AM
22 de abril de 2019, 4:00 AM

El parque ecológico metropolitano Piraí, que es patrimonio histórico y natural de la región, declarado por ley, está otra vez en medio de la discusión, tras la propuesta de construir ciclovías y plazas dentro de su superficie.

Se debe tomar en cuenta algunos hechos fundamentales para intervenir el lugar. Primero, los espacios públicos en los entornos urbanos del mundo pueden responder a dos tipos de motivaciones: una medioambiental y otra social, lo que determina completamente la prioridad del tratamiento. Un espacio público con motivación ambiental, responde a la conservación de las características del ecosistema de la región o la preservación de especies de flora y fauna, por lo que busca garantizar la presencia vegetal para reducir el efecto de la isla de calor urbano, purificar el aire, regular el clima y mantener una superficie de suelo permeable que permita la infiltración de agua de lluvia a corrientes subterráneas, además de mantener las características orgánicas del lugar. Estos espacios se convierten en reservas de especies vegetales y son hábitat de fauna sobreviviente al crecimiento urbano, así como corredores migratorios de aves u otras especies.

Cuando la motivación es social, busca convertirse en el espacio que desarrolle la vida comunitaria de su entorno habitado, por lo que debe dar las condiciones para el desarrollo de actividades que promuevan la interacción social y el encuentro entre todos los habitantes, de manera libre e irrestricta, como base para desarrollar el sentido de pertenencia indispensable para la convivencia armónica de todos los habitantes. Además, de convertirse en la expresión física de las condiciones de equidad, participación y vulnerabilidad de la sociedad que los desarrolla.

En el caso de nuestro cordón ecológico, su existencia como patrimonio natural, busca preservar sin asentamientos ni deforestación las llanuras de inundación del río Piraí, defensa necesaria para que los movimientos y crecidas del mismo no afecten a nuestra ciudad. Además, es el hábitat de una gran cantidad de especies animales y vegetales que regulan nuestro ecosistema. Este hecho no significa que no pueda ser usado en beneficio de la misma ciudad. Puede haber intervenciones que generen actividades, pero la prioridad debe ser preservar las condiciones ambientales del ecosistema. Se debe partir de un estudio profundo de sus características, para determinar el grado de intervención que pueden soportar las diferentes áreas que componen este extenso parque. Del estudio se determinarán lugares aptos para dichas intervenciones, pero con medidas de mitigación de impacto sobre otras zonas que podrían ser vulnerables, áreas críticas que no pueden recibir más impacto negativo y otras sujetas a regeneración con planes de seguimiento.

Este espacio urbano debe ser tratado con la seriedad que su función demanda, con la responsabilidad de preservar las condiciones de habitabilidad de nuestra ciudad para las generaciones futuras. Tenemos que reclamar el cordón ecológico para la ciudad, pero con una visión de futuro, no solo urbana, sino a escala regional o metropolitana.

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