Opinión

Bares sin horario y sin control

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21 de mayo de 2018, 6:36 AM
21 de mayo de 2018, 6:36 AM

Hay mucha preocupación de los vecinos en varias zonas de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra porque los bares, rocolas, prostíbulos y otros similares parecen estar fuera de control; es decir que proliferan en áreas donde no deberían estar y funcionan en horarios no permitidos.

EL DEBER acudió al llamado de vecinos de los barrios Virgen de Luján, las ciudadelas y otros donde constató que los lugares de expendio de bebidas alcohólicas están abiertos desde la tarde, funcionan en lugares muy cercanos a escuelas y hospitales, generando una sensación de inseguridad que las familias no saben cómo resolver.

Por ejemplo, en solo seis cuadras de la avenida Virgen de Luján, fueron contados 29 locales de venta de bebidas alcohólicas; mientras que en la zona La Colorada se evidenció la existencia de 30 bares a lo largo de 500 metros. Estos lugares suelen estar abiertos desde tempranas horas, lo que determina que familias y sus niños sean testigos de la presencia de ebrios escandalosos, peleas callejeras, mujeres (muchas de ellas adolescentes) ofertando su cuerpo al mejor postor, sin contar el volumen de la música y otras condiciones de inseguridad.

Varios dirigentes vecinales creen que el excesivo foco municipal en el traslado de mercados ha provocado que se descuiden otros asuntos que tienen que ver con el buen vivir de los habitantes de Santa Cruz, como la proliferación de bares. 

El responsable de fiscalización de expendio de bebidas dice que una vez consolidada la mudanza de los principales centros de abastecimiento, se trabajará más en la fiscalización de estos bares y opinó que un endurecimiento de sanciones podrá contribuir a controlar mejor. No obstante, hay casos de locales que fueron clausurados y que después abrieron y siguieron operando a pesar del castigo impuesto.
La realidad de los barrios y vecinos que sufren por la presencia de estos locales demuestra que se necesita un plan permanente de regulación, en el que no solo se actúe reactivamente con la clausura de los bares ante la denuncias, sino que comience en la otorgación de licencias de funcionamiento y que haya una verificación de los locales que tienen permiso para que cumplan con los servicios que dicen ofrecer, ya que hay muchos restaurantes que terminan operando como cantinas.

Asimismo, el gobierno municipal debe tener exigentes mecanismos de control interno, a fin de que los funcionarios fiscalizadores no cometan actos de corrupción que terminan envileciendo su misión.

Santa Cruz crece a pasos agigantados y este es uno de los problemas que demanda mejor planificación y ejecución eficiente de tareas, a fin de que todos los vecinos se sientan seguros en sus barrios. 

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