Opinión

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8 de septiembre de 2018, 22:00 PM
8 de septiembre de 2018, 22:00 PM

El periodismo boliviano del que fue maestro e inspirador de generaciones echa de menos a José Gramunt de Moragas, aunque se acompaña de su espíritu indeclinable y evoca su compromiso leal y firme con el oficio y en la búsqueda de la verdad. Cuando en 2009 la ANP le concedió el Premio Libertad, el sacerdote jesuita propuso el pluralismo democrático frente a la polarización excluyente y tolerancia cero a la intransigencia dictatorial, a la tentadora corrupción y al avasallamiento a la prensa libre. El pensamiento del ‘Tata’ Gramunt cobra vigencia plena cuando, a partir de posturas tramposas y embusteras, se viene impulsando una ley ‘contra la mentira’ que apunta a condicionar la libre expresión en el país y amedrentar a los que se atrevan a pensar diferente. Hay que estar preparados para lo peor cuando, como viene ocurriendo sintomáticamente, el poder omnímodo y ensoberbecido amenaza en Bolivia la democracia, los derechos y las libertades constitucionales.

En Santa Cruz de la Sierra se ha contabilizado más de medio centenar de atractivos y paseos urbanos, además de numerosos sitios de alto valor histórico, cultural y patrimonial. Lastimosamente, la ciudad no puede lucir mejor sus credenciales como la más grande e importante del país en medio del caos vehicular y de la cuchuquera que resulta de usos y costumbres que son reveladores de la escasa conciencia ciudadana en un elevado porcentaje de la población. Sin el comportamiento y la responsabilidad que exige a toda persona ser parte de una comunidad, la urbe cruceña seguirá ofreciendo una imagen desaliñada.

Los privados de libertad en Palmasola podrían contar hasta fin de año con una biblioteca modelo que tiene recolectados más de 3.000 libros y textos. El proyecto arquitectónico ya fue presentado y se hace acopio del material de construcción necesario para iniciar la obra cuanto antes. Una iniciativa que bien vale la pena respaldar.

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