Opinión

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Corredores ideológicos

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5 de noviembre de 2018, 5:00 AM
5 de noviembre de 2018, 5:00 AM

Pocas horas después de haber sido elegido presidente de Brasil, Jail Bolsonaro habló por teléfono con el presidente chileno Sebastián Piñera, para tratar temas de interés bilateral, comenzando por la intención de ambos de concretar un corredor ferroviario interoceánico que pase por el norte argentino, sin tocar Bolivia.

En esas mismas horas, el presidente Evo Morales había anunciado, por un lado, su intención de dialogar con Bolsonaro haciendo abstracción de las diferencias ideológicas, pero luego, sin percatarse de que estaba cometiendo una incoherencia, acusó al presidente electo de conspirar para “derrocar al indio”.

Unos empresarios alemanes y suizos llegaron por esos momentos a La Paz y dijeron que ningún otro corredor bioceánico podría competir con el boliviano, lo que fue la admisión de que esas empresas no quieren perder la oportunidad de vender a Bolivia todo el material comprometido.

Y el gobierno boliviano daba sus propios argumentos a favor del corredor que pase por Bolivia. Un vocero del gobierno dijo que ese corredor debía construirse “porque fue aprobado por Unasur” como el más indicado. Sí, Unasur, esa organización que ha sido desahuciada.

Desde su cátedra en la UMSA, el ingeniero Héctor Revuelta decía que la idea de construir corredores bioceánicos que pasen por Bolivia es muy antigua, que se remonta a 1902, pero que no tiene ninguna esperanza. Su argumento es que atravesar el continente por Bolivia equivale, en costos de transporte, a dar una vuelta al mundo en barco.

Y recordaba que el expresidente peruano Pedro Pablo Kuczinski dijo en su momento, cuando se presentó el proyecto de un corredor Perú-Brasil que debía pasar por el Acre, sin tocar Bolivia, en 2016, que no tenía sentido construir un ferrocarril tan caro que no tuviera garantizada una carga de vuelta hacia Brasil. Un ferrocarril no puede justificarse si solo tiene carga en un sentido, condenando a los trenes a ir vacíos en el otro sentido.

El problema es que el tema de corredor ha sido incluido en la agenda de la campaña electoral, y ahora con más empeño después del fracaso de la demanda marítima presentada en La Haya.

Parece que los elementos externos de la campaña electoral están pasando por una mala hora. Y sobre todo cuando ahora se suman a los factores negativos las tendencias ideológicas que han venido a reemplazar a los sueños del socialismo del siglo XXI.

 

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