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8 de agosto de 2018, 4:00 AM
8 de agosto de 2018, 4:00 AM

Los robos al amparo del poder, especialmente en tiempos de dictaduras, fueron corrientes en América Latina. Y hoy esta lacra persiste con el avance de la inmoralidad y abuso de poder que lastima a las sociedades –muchas veces, complacientes–.

Hasta hace poco la corrupción se calculaba en grandes cifras, pero no inconcebibles. Y se la toleraba o, por lo menos, no era una preocupación nacional. Esto ha cambiado: los casos de la ahora llamada megacorrupción –como la Lava Jato en Brasil–, llegan a cifras antes inimaginables. Y se descubrieron los sobornos multimillonarios de la empresa Oderbrecht a altos funcionarios de varios gobiernos de nuestra región para obtener contratos de obras.

Ahora se fue destapando la corrupción de exmandatarios enjuiciados, o ya apresados.

En Argentina, había la convicción de que los sacos con millones de dólares que un ex funcionario kirchnerista procuraba esconder en un convento y dudosos emprendimientos de empresarios amparados en el oficialismo, no eran los únicos casos de corrupción. Se sospechaba, con razón, que había llegado a los más altos niveles. Ahora, esto ha sido descubierto plenamente. Hace pocos días, por las anotaciones de un chófer, se supo cómo se repartían los sobornos de contratistas de obras, entre los presidentes Kirchner, sus ministros y altos funcionarios.

Si robar es ruin, también es reprobable el intento de justificarlo por afinidades políticas. La Nación de Buenos Aires, publicó el 1 de agosto: “El presidente de Bolivia, Evo Morales, recurrió hoy a su cuenta de Twitter para manifestar su ‘apoyo’ a la senadora y expresidenta Cristina Kirchner, quien fue citada a indagatoria en la megacausa de corrupción que podría convertirse en un Lava Jato argentino…”.

El presidente afirmó: “La derecha en América Latina, después de su fracaso, intenta mediante persecución judicial, acallar la voz de los pueblos”. Y sugirió, como siempre, que esta persecución al kirchnerismo es inducida por EEUU. ¡Pensar que hace pocos meses, el presidente decía que iba a luchar “con tenacidad contra la corrupción”! (La Razón, 09.12.2017).

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