Opinión

Darwin Pinto revela las resurrecciones de Jesús

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9 de julio de 2018, 4:00 AM
9 de julio de 2018, 4:00 AM

Les voy a contar una historia. Una que escribió Darwin Pinto Cascán sobre un sobreviviente, sobre Jesús Vélez Loor, un ecuatoriano que resucitó un montón de veces después de haber sido tomado prisionero en Panamá, acusado de guerrillero y terrorista, torturado y todos sus derechos como ser humano pulverizados.

Con esta historia macabra, Darwin Pinto logró hacer visible a un hombre aparentemente sin importancia. Se puso manos a la obra durante muchos meses en su guarida de cronista comprometido con la sociedad, lo escuchó como se escucha a un amigo que necesita hablar para no morir de bronca ni desesperanza y cuando el texto ya estuvo cocinado en su biblioteca-búnker, lo envió al Premio Nacional de Crónica Pedro Rivero Mercado y consiguió una mención especial por una historia grande.

La historia sobre Jesús Vélez Loor es una historia grande porque en ella está reunida la vida de muchos a los que el poder se ha metido para morderles el cuerpo sin contemplaciones. Imaginen a un hombre común y corriente que hace maletas para salir en busca del sueño americano, que como no tiene dinero decide tomar un bus o subirle a la carrocería de un camión para emprender un viaje desde Ecuador, cruzar toda Centroamérica empapado en polvo, llegar a México y de ahí por algún hueco del desierto intentar entrar a EEUU. Imagínense que a ese hombre lo detienen en Panamá y que ahí el poder legalmente establecido lo reduce a niveles de barbarie. Imagínense que ese hombre se llama Jesús Velez Loor y que Darwin Pinto, con su pluma de torero, consigue escribir una crónica exquisita en la que lanza una revelación de película: que ese hombre aparentemente sin importancia, cuando de milagro consigue salir libre de los barrotes de la justicia panameña, se arma de valor y milagrosamente llega con su denuncia bajo del brazo hasta una corte internacional de derechos humanos y después de muchas batallas logra ganarle la guerra a todo un Estado, al mismísimo Estado de Panamá que durante mucho tiempo lo torturó sin contemplaciones.  

Sí, la crónica es esa creación maravillosa de la literatura de no ficción que se ocupa de los nadie de este mundo para elevarlos a la tierra de los que también necesitan ser vistos. Y Darwin Pinto –periodista y escritor dueño de una solvencia narrativa de ligas mayores- camina por el submundo en busca de los seres humanos para elevarlos a la categoría de los no visibles mostrándolos por un instante eterno en una crónica, apelando a lo que sabe hacer: investigar una historia hasta que la historia le diga: ahora siéntate y escríbela como un cuento largo o una novelita corta bajo el único requisito que exige la no ficción: que siempre se diga la verdad aunque la verdad parezca mentira. Y en la historia de Jesús Vélez Loor, lastimosamente todo es verdad, aunque en el fondo uno, como lector, desearía con toda el alma que lo que ha escrito Darwin Pinto haya sido la mayor de las mentiras. 

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